La Pastoral Social de Córdoba publicó una carta abierta con pedidos para la dirigencia política

La Pastoral Social de Córdoba publicó una carta abierta con pedidos para la dirigencia política

El escrito se titula “Salvemos la Patria: Acuerdos y prioridades”. Resaltaron aspectos que, según consideran, deben ser abordados con prioridad y urgencia. El texto completo.

La Pastoral Social Arquidiocesana de Córdoba publicó una carta abierta a la dirigencia política frente a la situación actual del país.

Titulada como “Salvemos la Patria: Acuerdos y prioridades”, desde la entidad compartieron una reflexión sobre “la realidad” que atraviesa el país, “en el contexto de este año electoral y, también, por los 40 años de democracia sin interrupciones que celebraremos en diciembre”.

Ante esto, resaltaron algunos aspectos que consideran “deben ser abordados con prioridad y urgencia, estableciendo acuerdos y consensos para el largo plazo”, como la pobreza, la educación, el consumo problemático, la inseguridad y la violencia, entre otros.

En la carta, apuntaron: “Ojalá que este año sigamos cultivando la cultura democrática, tan importante y valiosa”.

“En estos tiempos electorales en los que las palabras abundan, es imperioso tener gestos concretos, y que todos los que tenemos responsabilidades y roles importantes en la sociedad descubramos que el poder es para el servicio a los demás y que la política es un instrumento para la transformación de la realidad, para beneficio de todos los ciudadanos, especialmente los más postergados”, continuaron.

Por último, cerraron el comunicado aseverando que “no se sale de esta situación lamentable sin un acuerdo nacional, sin dejar de lado sentimientos revanchistas y discursos de odio, ambiguos, “tribuneros” y “coucheados”.

PASTORAL SOCIAL: CARTA ABIERTA A LA DIRIGENCIA POLÍTICA

A continuación, el escrito:

A vos, que tenés responsabilidades políticas:

Te escribimos para compartirte nuestra reflexión acerca de la realidad que atravesamos todos los argentinos en el contexto de este año electoral y, también, por los 40 años de democracia sin interrupciones que celebraremos en diciembre. Es verdad que, a veces, nos preguntamos si vale la pena expresar lo que ya todos sabemos, lo que vos sabés, y lo que es de sentido común. También, a veces, la desilusión y la desesperanza nos desaniman cuando vemos que pasan los años y advertimos con tristeza que cada vez estamos peor. ¿Por qué será que no podemos salir adelante? Muchos se preguntan si no hay sincera voluntad para lograrlo; y en ocasiones pareciera que no. Prueba de ello es que abundan recetas, discursos y soluciones, pero la situación en la Argentina sigue empeorando.

Como ciudadanos, destacamos la presencia en tantos rincones de nuestra tierra (ciudades, barrios, comunas) y en tantas estructuras sociopolíticas, de dirigentes que trabajan con responsabilidad y seriedad, que sienten la política como un servicio y no como una “carrera personal” o como un espacio de poder para beneficio y enriquecimiento propio.

¡Son las y los políticos que la Patria necesita! Como lo expresamos en el documento “La Democracia y las actitudes que nos faltan”: “actitudes como la eternización en un cargo, las candidaturas testimoniales (…) desgastan la credibilidad ciudadana…”.

El papa Francisco nos recuerda que la política es una de las formas más altas de la caridad. Gran parte de la sociedad los elige, reconoce y estima porque valora el compromiso, la transparencia y el trabajo desinteresado por los demás.

Junto con esto, también hay que decir que un alto porcentaje de ciudadanos descree de las instituciones, de la política y de las y los políticos. Como revelan varios sondeos de opinión pública, son cada vez más las personas que creen que una gran cantidad de dirigentes sociales y políticos no está pensando en el bien común de los ciudadanos, y que sus agendas y objetivos no están en consonancia con la realidad de la gente. Se nota cuando un político o una política está “en otra”. “Saber” de la realidad, tener información y estadísticas no es lo mismo que “estar” en la realidad.

En los años electorales se intensifica la agenda política y las campañas proselitistas “lo absorben todo”. Pero la realidad no espera, las dificultades continúan y muchos hermanos siguen padeciendo. Ojalá este año no sea solo de campañas electorales.

Acuerdos básicos

Los argentinos necesitamos referentes capaces de diálogo, con madurez humana y política. Sabemos y nos consta que muchos reúnen estas condiciones. La sociedad valora esta clase de dirigentes, y ustedes tienen una responsabilidad ineludible; para esto se postulan, para esto son elegidos y/o asumen este compromiso.

Con otros ciudadanos nos preguntamos si es posible establecer algunos acuerdos básicos. Dejar de pensar en los intereses personales y partidarios para poner en el centro a la Argentina. Sin acuerdos y sin consensos básicos no hay salida para la Patria. La estrategia de polarizar podrá dar algo de “rédito” político o conseguirá algún voto enojado; pero no construye el bien común. Apostar por la grieta se vuelve en contra, y es triste ver que parte de la dirigencia, aun declamando lo contrario, fomenta la división.

Aspectos que deben ser abordados con prioridad y urgencia. Sin ánimo de hacer una lista exhaustiva ni determinante, y apreciando logros y esfuerzos conseguidos durante el período democrático, hay aspectos que deben ser abordados con prioridad y urgencia, estableciendo acuerdos y consensos para el largo plazo, más allá de la coyuntura.

Pobreza y trabajo. Es un escándalo tanta pobreza en nuestro país. Hace décadas que se incrementa. ¡Cada vez estamos más pobres! Hay argentinos que no comen todos los días. Urge bajar la pobreza. Cada día, la inflación convierte a pobres en indigentes. A millones de familias no les alcanza para el sustento diario ni siquiera con el trabajo de la madre y el padre. ¡Además de quienes no tienen trabajo o tienen un trabajo informal, hay trabajadores formales que perciben salarios que están por debajo de la línea de pobreza!

Sin dudas, una salida es la generación de trabajo genuino, pero, también, para que todos puedan vivir dignamente, progresar y ganarse el pan con el sudor de su frente, los salarios que perciben los trabajadores deben cubrir los costos que implica la manutención de sus familias.

Casa común. Muchos desastres climáticos son consecuencia de no cuidar nuestra Casa Común. La ambición de algunos y el descuido de otros contribuyen con el deterioro ecológico.

Educación. Está comprobado que muchos terminan la escuela sin comprender lo que leen. ¡Esto es gravísimo!

Las escuelas vienen recibiendo, desde hace años, a niños y jóvenes atravesados por todas las problemáticas sociales del entorno en el que viven, y trabajando para cumplir su rol fundamental: el de educar. La educación necesita presupuestos acordes a las complejidades sociales de la tarea educativa de hoy.

Consumo problemático. Somos testigos de la cantidad de personas que son víctimas del flagelo de las drogas. Se va naturalizando el consumo excesivo de bebidas alcohólicas y de otro tipo de sustancias. Esto trae problemáticas como la ruptura del tejido social, el descontrol y la violencia que ponen en riesgo la vida. Hay muchísimos jóvenes dañados y familias destruidas por la droga. Estamos hipotecando nuestro futuro.

Jubilados, personas con discapacidad y personas por nacer. Es lamentable y miserable lo que gana un jubilado que trabajó toda su vida. Para muchos de ellos la etapa de “júbilo”, de alegría, se transforma en un calvario. No puede ser que estos hermanos nuestros tengan que padecer tanto. Muchas veces son excluidos. Es una crueldad y es inmoral hacer recortes presupuestarios en salud, en educación, en el sistema jubilatorio y en las políticas que atienden las necesidades de la discapacidad. Se debe achicar el gasto público, sobre todo el que paga “militancia” y no gestión, pero jamás “cortar el hilo por lo más delgado”. Es una vergüenza y un escándalo ante Dios que se destinen recursos públicos a la eliminación de vida humana naciente. Más aún en un país con un territorio inmenso y con una tasa de natalidad que sigue cayendo y que en algunas jurisdicciones ya está por debajo del requerimiento para el óptimo recambio generacional. No nos cansaremos de reiterar: ¡Vale toda vida!

Inseguridad y violencia. Producto de muchos factores, observamos que la violencia se incrementa. Parece que para muchos la vida no vale nada.

Inseguridad y violencia. Producto de muchos factores, observamos que la violencia se incrementa. Parece que para muchos la vida no vale nada.

Ojalá que este año sigamos cultivando la cultura democrática, tan importante y valiosa. En estos tiempos electorales en los que las palabras abundan, es imperioso tener gestos concretos, y que todos los que tenemos responsabilidades y roles importantes en la sociedad descubramos que el poder es para el servicio a los demás y que la política es un instrumento para la transformación de la realidad, para beneficio de todos los ciudadanos, especialmente los más postergados.

¡Salvemos la Patria!

No se sale de esta situación lamentable sin un acuerdo nacional, sin dejar de lado sentimientos revanchistas y discursos de odio, ambiguos, “tribuneros” y “coucheados”.

Finalmente, como personas creyentes que somos, rezamos por nuestra Patria, por nuestra dirigencia, por vos. Le pedimos a Dios que conceda a las actuales autoridades y a las que serán elegidas este año, sabiduría para gobernar, cercanía con el pueblo y sensibilidad social para gestionar la trasformación de la realidad.

Pedimos también la intercesión del Santo Cura Brochero, pastor que asumió un liderazgo capaz de trabajar con otros en orden al bien común. Que interceda por vos y por toda la dirigencia social y política.

Que María de Luján, Patrona de Argentina, nos cuide y nos guíe para que este año -y siempre- podamos construir, entre todos, una Patria de hermanos.

Fuente: La Voz

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