La literatura del futuro. Por Pedro Medina León

La literatura del futuro. Por Pedro Medina León

En la últimas dos décadas, Miami está generando una literatura propia, escrita por inmigrantes, pero que mira hacia la ciudad y no a la patria lejana. Una de esas obras es Neurosis Miami.

La tarde del 18 de diciembre de 2022, Argentina campeón o el Mundial de fútbol de Qatar, en el estadio de Lusail. Era el último Mundial de Messi, se decía –se dice aún–, y por fin la buena fortuna no le era esquiva. El “mundo entero” quería que Messi campeonara. Pocos meses después, el “mundo entero” especulaba si Messi, tras un paso amargo por el Paris Saint Germain y con miras a terminar su contrato, continuaría su carrera en Barcelona, Italia, Argentina o Arabia. Fue él quien despejó las dudas, en una entrevista casual, vistiendo un short Kaki y t-shirt blanco, desde una terraza, su destino sería el más improbable de todos: Miami. Las declaraciones volcaron las miradas hacia Miami y acercó a quienes la observaban desde la vitrina del prejuicio como a una ciudad sosa y artificial, donde acaso solo hay centros comerciales y cruceros de Royal Caribbean partiendo rumbo a las Bahamas. Lo de Messi, sin embargo, solo confirmaba que Miami, hace un par de décadas es una extensión del cono sur de Latinoamérica, que se sostiene sobre una sólida masa de venezolanos, argentinos, peruanos, colombianos que vienen a replicar su modelo de vida de clase media o media alta. Si el perfil de Miami fuera aún el de los años ochenta o noventa, Messi no estaría acá.

A ese mismo Miami del cono sur de América Latina llegó Boris, protagonista de Neurosis Miami, novela de Gastón Virkel, en un vuelo de American Airlines proveniente de Argentina. Lo trajo un contrato de trabajo en las oficinas de Lincoln Road de MTV Latino. Neurosis Miami admite varias lecturas. Una primera es la trama de la historia en sentido estricto, donde empieza la verdadera aventura americana de Boris, a los pocos días de llegar, en un Cyber Café de Washington Avenue, en South Beach, y no frente a la Mac de su oficina. Allí conoce a Sammy, actor mexicano, que tiempo atrás iba a interpretar el papel de psicólogo en el capítulo piloto de la serie Miami Vice y lo cancelaron. El click entre ambos será inmediato y se propondrán reescribir el guion de ese episodio, y así, desde la casa de Sammy en Meridian Avenue, entre shots de mezcal y sexo desaforado con Wilma, esposa de Sammy, seremos testigos de un descenso a los infiernos de estos tres personajes. A través de reproducciones de capítulos de la tele serie en la casa de Sammy y Wilma, en cintas de video y conversaciones con datos reveladores, Neurosis Miami rescata la historia de la ciudad y se puede leer también como un repaso de esta. Miami Vice es el hito más importante del Miami contemporáneo, la redefinió cuando estaba desahuciada en los años ochenta porque los cárteles de la droga la habían tomado por los cuatro costados, los crímenes a sangre fría empapelaban las primeras planas y no terminaba de entenderse entre el anglo y el latino, entonces aparecieron Sonny Crocket y Rico Tubbsen las pantallas, los viernes por la noche, y vendieron un imaginario inexistente, de balneario chic, con cuerpos bronceados empinando daiquiris, y fue gracias a ello que brilló a nivel mundial. Y otra lectura es la de la inmigración. Neurosis Miami es la novela del proceso de asimilación de Boris a la nueva urbe, de cómo su personalidad de chico porteño va perdiendo contornos y hace suyas las calles de South Beach, y de cómo va adaptándose al lenguaje que se habla en Miami, un habla que se rige por sus propias reglas, muy ajenas al espanglish, al inglés y al español, al cual debe ceder cada inmigrante tarde o temprano.

La imagen de una Miami sosa y artificial es cada vez más lejana, la ciudadpavimenta a paso firme su identidad y sus propios referentes culturales, lo vemos en el basket con los Miami Heat, en la marea de camisetas rosa del Inter de Miami de Messi que deambulan por las calles, en Art Basel, en la interesantísima gastronomía que se ha desarrollado en la última década,la oferta culinaria no es menor que la de New York, Londres o Madrid, y lo estamos viendo en la literatura escrita en español. Si hace quince años uno intentaba conocer a Miami desde la literatura en español era prácticamente imposible, debía hacerlo desde la literatura del anglo. Pero ahora existen bastantes libros que surtenlos anaqueles de las bibliotecas,entre ellosNeurosis Miami, pieza que, por lo que reúne, afuturo puedeser leída como un clásico de la literatura local.

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