Amor y odio, dos caras de una moneda,
una eterna lucha.
Como una pasión ardiente que enciende el alma,
y otra, un veneno mortal, que consume toda la vida.
Locura, la tercera nota en esta sinfonía,
Donde un fuego arde en la mente es una ceguera.
Suspiros de amor y gritos de odio,
en un baile macabro, que no conocen la paz.
El amor, un abrazo cálido, una promesa,
una sorpresa, un puente entre dos almas,
que se unen en la eternidad.
El día, un golpe frío, una amenaza,
una barrera infranqueable, que separa los corazones de todos los mortales.
Y la locura, la dama de la danza,
que mueve los hilos, que nos hacen sentir.
Tu sonrisa triste, tu lágrima de alegría,
es el laberinto de la existencia, una brújula.
Mi brújula.
Amor, odio y locura, los tres hermanos, los tres chiflados, que nos enseñan a vivir, a sufrir, a
amar.
Sus nombres son ecos de nuestra condición,
y en sus brazos, nos sentimos más humanos.
