La cabaña. Por Adriana Barragán

La cabaña. Por Adriana Barragán

La mirada perdida en el horizonte, de esos ojos grises, húmedos, que observaban sin ver, a través del ventanal, de madera opaca,algo descuidada, en esa tarde de septiembre  enrojecida y luminosa.

Tarde que expectante preludiaba el arribo de un anochecer inevitable, al brotar la primera estrella.

Al fondo, escenario obligado, la montaña imponente, esbelta, erguida, aún conservaba algunos vestigios de nieve, como copos de algodón  en las bellas  cumbres. Que parecían fundirse con algunas nubecillas en movimiento, impulsadas por una brisa celestial.

Y flotaban, como si estuvieran sostenidas por una bandada de ángeles.

Sobre ella comenzaban a proyectarse algunas sombras a medida que avanzaba la tarde.

Podían divisarse arboles de eucaliptos, araucarias y otras especies. Algunas ya regalaban las primeras flores, en carmesí, amarillo dorado, y distintos violáceos, que impregnaban con una sinfonía de aromas, el aire fresco del lugar.

El ventanal era inmenso, casi tan grande como la infinitud del mágico paisaje, que permitía saborear cada dìa.

Muchos fueron momentos vividos en esa cabaña de ensueño.

Atardeceres luminosos, tan perfectos, cual si hubiesen sido robados de imágenes plasmadas en el imaginario de algún viejo pintor.

Noches de fuego, al cobijo del hogar encendido. Y en la entrega de dos cuerpos ardientes de pasión, avivada por las llamas, y el amor.

El tiempo, inexorable, no se detiene. Cual reloj de arena.

Y el corazón sigue palpitando.

Cuantos inviernos crudos y gélidos, pasaron..

Cuantas primaveras vistiendo el paisaje de colores, iluminando el ser.

Sentimientos, pasiones imborrables.

Y la cabaña permanece allí, siempre,

Imponente como la montaña.

Cobijando a sus ocupantes.

Cuanta vida albergó  en su interior,

En las paredes.

En el hogar de leña.

En el parque

Laura,  Pedro.

Y dos hijos hermosos que ya emprendieron vuelo,

cual gaviotas hacia el mar.

Laura, con sus ojos grises y húmedos …..

De mirada ausente

Ausente como Pedro

Que ya no està

Danza de recuerdos

Que se cuelan

A través del ventanal.

Laura detiene su tiempo

Sumida en sus recuerdos

Con la mirada perdida.

Observando sin ver….

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