El escritor de Banfield participó de La Movida Cultural organizada por la cantora Estela Bonnet.
Juan Botana participó de La Movida Cultural que se realiza en La Fragua de Almagro los días sábados a partir de las 12 horas.
El encuentro es organizado por la cantora Estela Bonnet y cada sábado concurren artistas, escritores y poetas de renombre de la talla de Miguel Ángel Figueiras, Solcito Rodríguez, Beto Dávila, Víctor Roberts, junto a el maestro en guitarra Julio Pérez y el cantor y guitarrista Gustavo Borch.
Botana presentó poemas de su nuevo libro “Flores plebeyas” y conversó con los presentes sobre cosas personales, la literatura y la música en general. Los poemas elegidos esta vez fueron: “Muerte a crecer”, “África”, “Volver a Marx” y “El amor no es de nadie”.
MUERTE A CRECER
El mar teje el tiempo dorado por el sol o las olas,
envolviendo azules en la orilla de playa.
Una niña jugaba
en el círculo de espuma que se abría
en dos.
Es el viento o la bruma que agitan
sus sueños de olas gigantescas,
de castillos de arena que vienen de Asia.
Un balde y una pala hacían de anzuelo.
Y el cielo o se esconde o se divierte.
Vertical, como el padre que estaba.
Y eso que está un poco encorvado,
sufre de mareos
y hasta peina canas.
Y no quiere crecer. Y moriría por eso.
¡Si no como se explica una hija tan linda!
Cómo le gustaría congelar el tiempo,
y hundirse de una con ella en la playa.
Detener el cielo.
Acercar el oído a un caracol y el caracol al agua.
Y escuchar océanos,
enjambres de peces,
ballenas gigantes
y por qué no canguros
y hasta incluso jirafas.
Como cuando éramos chicos y nos conformábamos con poco. O imaginábamos todo.
Cuando un pozo de playa nos llevaba hasta Australia.
AFRICA
Me gustaría volverme pájaro
y tocar el cielo.
Atravesar montañas y ríos
y caer al agua
convertido en pez.
Me gustaría que muchas
de las cosas que escribo
fueran al revés.
Que el sur
tenga las mismas posibilidades
que el norte
y que no tuviéramos
que nacer endeudados.
Y que papá no nos pegue.
Porque siempre duele.
Desde un cuarto oscuro
cualquier verde es montaña
y los ríos son mares.
Y queremos ser pájaros o peces
para escapar.
Cuando todos
los perjudicados
del mundo
somos el mismo.
Y eso iguala
a un chico,
a un viejo,
a un negro,
a un aborigen,
a un pobre,
o a una mujer.
Y ahora que soy grande
y viajo a algunos lados
los lugares están más cerca
y la imaginación hace estragos.
.
Y en lo más hondo de un río
una piedra mapuche
tiene forma de África.
VOLVER A MARX
Siempre tendré la poesía como excusa.
Tendré las flores más rojas. Un recuerdo vivo.
Tendré al hombre y no a Dios.
Los muelles en la arena de la isla de Cuba.
Las torres del Paine.
Otra chica abusada llorando en la ciudad.
Siempre habrá un nuevo facho restringiendo accesos
y otra selva en llamas.
Bonistas que compran y venden nuestras ganas.
Pueblos rotos por el hambre y la pobreza estructural.
Puedo decirles a otros, aunque yo no lo crea.
Que hasta el día más triste se termina a las doce.
Que hace 170 años lo advirtió Karl Marx.
Que su diagnóstico aplica también para Latinoamérica.
Siempre me quedará Martí y odiar las fronteras,
la infancia en peligro,
las injusticias, la deuda externa, la explotación.
La Plaza de Mayo, la libertad y esa igualdad que no llega.
El amor para siempre y el sueño de revolución.
Todo eso de lo que yo debería escribir en mis poemas.
Si no te vas.
(el texto es una reversión de “Opción B” de Benjamín Prado)
EL AMOR NO ES DE NADIE
El amor
no se hace
en minutos.
Lleva tiempo.
El amor
es
un suspiro cada tanto,
no siempre.
El amor
es
paciencia,
tolerancia
y escuchar.
El amor
es
perder.
El amor
a menudo
se queja,
reclama,
patalea,
grita,
calla,
llora,
cede.
Al amor
no se lo enamora.
Es el amor
el que te enamora
a vos.
El amor
no se busca,
ni se encuentra,
ni se merece.
El amor
se va.
El amor
nos cree al principio
o eso pareciera.
Lo difícil es
que te crea
más tarde,
el resto de los días,
después…
Cuidarlo.
Como pasto
que le cuesta crecer
cuando no llueve,
como jazmín de cielo
en noviembre
al que no siempre
las flores
le brotan
de una vez.
El amor
es que te esperen
y esperar,
sin flores en la mano,
sin llanto que te ampare,
sin sueños que se cumplan.
Los plazos del otro,
los momentos del otro.
El deseo del otro.
Aunque a veces
concuerde con el tuyo
y otras no.
Hay personas
que aman con locura
y sin embargo
nadie las quiere.
Y otras que hacemos
las cosas mal
y las repetimos
hasta el cansancio.
Y somos amadas
y mucho.
¡Por suerte!
El amor
es
tener un proyecto
común
por pequeño que sea.
El amor
no es
saber lo que hace el otro,
ni imaginarlo,
ni siquiera intentarlo,
ni suponerlo,
ni saber.
El amor
no es
control.
Ni parecerse,
ni coincidir,
ni conocerse,
ni ser el uno para el otro,
ni tu media naranja,
ni tu parte de qué.
El amor
no es tuyo,
ni mío,
ni de aquel,
ni del anterior,
ni de nadie.
El amor
no es
de nadie.
Si quisiéramos conocer
todas las acciones
de la persona amada
todo el tiempo,
la vida sería
un suplicio.
El amor
no es posible
y olvidé las comillas
deliberadamente
si no existe
un secreto,
decía Kundera.
Y tantos otros
lo repetimos
sin entender.
El amor
no es posible
si no vislumbra
una hazaña,
más no sea
a lo lejos.
El amor
es
una mentira.
A la que nos aferramos,
le creemos.
Simplemente
porque queremos
creer.
El amor
te confunde.
Te ciega.
Te abraza.
Te gusta.
Te disfraza.
Te ensordece.
Te deja,
con las ganas
y te suelta.
Como pájaro sin pan
en el deseo.