Quien les habla es Claudia Rotstein, soy orientadora del aprendizaje en una escuela común en el distrito de Merlo.
Si bien estamos en pleno siglo XXI pareciera que todavía es un tema a debatir que los niños con necesidades educativas especiales deben tener la posibilidad de atravesar la experiencia de la inclusión en la escuela común. Les siguen poniendo obstáculos para matricularlos a estos niños, los cuales tienen el derecho de pasar por esta experiencia.
En reuniones interdisciplinarias se deben analizar cada caso, pero todos deben tener la posibilidad de estar incluidos, con un PPI que es un proyecto personal individual. La mayoría vienen acompañados con la maestra de inclusión, la DAI y en algunos casos, con suerte si tienen obra social, acompañados por agentes externos, que, lo que realmente hacen es trabajar sobre lo conductual.
Otra cosa que ocurre es que los maestros generalmente dicen: “Bueno, pero yo no estoy acostumbrado. Yo no estudié para trabajar con niños educativos especiales. Entonces yo me pregunto: ¿Esa madre se preparó para recibir un niño con esas características? No.
Por lo tanto, con todas estas ayudas del equipo y profesionales el maestro está acompañado. Sigo pensando que aparte de la preparación técnica lo importante es el amor en la tarea.
Posdata: el equipo de psicología de la escuela conforma un legajo que contiene toda la historia clínica y de los tratamientos de ese niño/a con una emisión de criterio y es elevado a los inspectores de nivel y son evaluados y devueltos a las escuelas con emisión de criterio de la mesa evaluadora de inclusión.
Los chicos de las fotos se llaman Lucas y Ema.
