Maderas acostadas por la lluvia y el viento
guardan mi corazón como un silencio
y no me importan mis dudas ni mis ansias
si no otra hoja que cae con el viento
y ese golpeteo de gorrión en la mañana
para ponerme a resguardo bajo techo,
mientras la poesía se mezcla entre las chapas
y deja las hojas y al gorrión al descubierto.
Es ahí cuando el poeta se calla
y que los damnificados de tanto mal hablen por ellos.