¿Está bien que Spreen juegue en la primera de Riestra?

¿Está bien que Spreen juegue en la primera de Riestra?

Escribí una carta abierta a favor o en contra que el streamer Screen juegue en la primera de Riestra. Podés tomar como ejemplo: “Spreen, Trump y el capitalismo de la estupidez” de José Luis Lanao.

Escribila y enviala a: juanbotanaborradores@gmail.com

Spreen, Trump y el capitalismo de la estupidez

El lugar que antes ocupaba la divinidad hoy lo ocupa tu celular. Es tu conciencia. Lo sabe todo de vos, y será el delator que va a declarar en tu contra si un día caés en manos de la Justicia. Hemos llegado al punto de la tragedia identitaria de consultar a cada rato el “aparatito” para saber sí existimos. Ni siquiera somos conscientes de este sometimiento. Alguien ha transferido nuestro cerebro al teléfono, y de ahí que sea posible llevar la cabeza en el bolsillo. Por eso perder el celular equivale hoy a perder la cabeza. A desaparecer del mundo. 

En esa dependencia digital de ver y ser visto se encuentra el núcleo de la modernidad. Un gallinero cósmico edificado sobre navajazos y pulgares. La tragedia alcanza tal grado de paroxismo que los expertos dicen que si no te despellejan en las redes no sos nadie. ¿Será lo que pensaron algunos iluminados en Deportivo Riestra para teatralizar la gran “performance” futbolística de la estupidez humana? Vaya uno a saber. Lo cierto, es que el “influencer” Iván Buhajeruk, Spreen, salió de titular “blanquinegro” en el enfrentamiento contra Vélez Sarsfield. Al minuto de juego, sin tocar el balón, fue reemplazado. Se retiró con una sonrisa de oreja a oreja, como diciendo: “es el mercado, amigo”. Una estupidez “marketinera” de más ombligos que cerebros. Cómo vamos avanzar en la búsqueda de la inteligencia artificial si todavía hay algunos que están en busca y captura de la propia.

Fue así como Deportivo Riestra entró el universo futbolístico de la modernidad. Con la cretinización del espectáculo al servicio del mercado. Nada de todo esto es inocente. Sabemos que todo lo que nos dice el mercado al oído es para acostarse con uno. Hace tiempo que el capitalismo tecno descubrió que los datos conductuales más predictivos se obtienen interviniendo en estimular ciertos comportamientos susceptibles de ser viralizados. La competición consiste en lograr más ojos en tanto canjeables como nueva forma de valor. Aunque no interesemos expresamente, interesa que participemos del circuito: que al compartir gire la rueda, dejemos rastros, y esto exija a otros a pronunciarse, siendo parte activa de los modos de control y productividad.

Ahora los “blanquinegros” piden disculpas. “En ningún momento fue nuestra intención faltarle el respeto al fútbol argentino”. “Nuestro objetivo es atraer nuevas audiencias hacia el fútbol”, declaró el entrenador Cristian Fabbiani. ¿Qué será lo próximo, unos minutos de Javier Milei debajo del arco? Lo pasmoso es la mansedumbre y la sumisión de un cuerpo técnico que debería ser el primero en impugnar estos desmanes. Pero el mundo ha cambiado. Se ha vuelto del revés. Ahora comprendemos como Trump ganó las elecciones, no a pesar de las barbaridades que decía, sino gracias a ellas. Una especie de orgía de lenguaje canallesco, vindicando el insulto como ejercicio de libertad, usando palabras y argumentos que no se habían escuchado desde los tiempos del fascismo, acompañado por el máximo censor de las redes sociales, Elon Musk, y por millones de votos palmeros. Lo dicho, el mundo al revés.

Spreen y el Deportivo Riestra han salido en todos los medios. Es lo que querían. “Hay que dejar la vanidad a los que no tienen otra cosa que exhibir” diría Balzac.

(*) Periodista, ex jugador de Vélez, clubes de España y campeón mundial 1979.

Fuente: Página 12

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