“El viaje de la felicidad es saber quién es uno y hacia dónde vamos y que queremos para no caer en el proyecto de otro”

“El viaje de la felicidad es saber quién es uno y hacia dónde vamos y que queremos para no caer en el proyecto de otro”

Entrevista a Paula Sánchez Jmelnitsky, abogada, empresaria y coach ontológica. Por Juan Botana.

¿Cómo hacés para que coincidan tus profesiones de abogada, empresaria y coach ontológico con la metafísica?

Yo ejercí la abogacía en la Argentina durante más de 20 años, pero mi título no sirve en Uruguay para ejercer como abogada. Así que cuando me mudé a Uruguay suspendí mi matrícula de abogada para ejercer y acá no trabajo como abogada, pero sí la abogacía es una profesión que te da un marco general y te adiestra el sentido común para cualquier otra cosa que hagas en la vida.

De hecho, cuando estudié abogacía lo hice porque no tenía muy clara una profesión o a mis 18 años no tenía claro que quería hacer con mi vida. Pero mi mamá es abogada y ella me explicó que es una profesión que te permite o bien ejercer esa profesión o ser diplomático o ser periodista o ser muchísimas cosas.

Con lo que el marco de razonamiento y de estructura que te da la profesión de abogada es muy amplia y sirve para cualquier cosa que uno desee hacer.

De hecho, yo trabajo como coach y me doy cuenta que haber intervenido en conflictos durante todos esos años de abogada me hizo dar cuenta de cómo se razonan los problemas y cómo se generan los conflictos en la mente.

Y hoy en día, que sí ejerzo como coach, puedo afrontar los conflictos tanto internos como interpersonales con una visión muy clara que me da el coaching, pero también con un conocimiento profundo de lo que fue trabajar en conflictos durante tantos años.

Mi profesión actual es coach ontológico. El coach ontológico basa su trabajo en la ontología del lenguaje y de nuestro ser humano dentro del mundo.

En resumen, mi profesión de abogada permea en todo el resto de mis actividades tanto como empresaria como coach ontológico.

Como coach ontológico doy sesiones online. Entonces, toda mi experiencia como abogada me ha servido para entender y encuadrar ciertas situaciones o la mayoría, te diría, de las situaciones que preocupan a las personas. Y como empresaria también estoy en la actividad de real state o de alquileres de propiedades en Uruguay y ahí también mi profesión de abogada me permite interpretar contratos, modificarlos, entenderlos y adaptarlos.

¿Cómo es ser argentina y vivir en Uruguay?

Vivir en Uruguay, básicamente la diferencia que tiene con la Argentina es la tranquilidad. Es muy tranquilo con todo lo bueno y lo malo de la tranquilidad. La tranquilidad implica mucho silencio, mucho contacto con la naturaleza, que los horarios sean diferentes y que la vida en sí sea más tranquila.

Yo resido en Punta del Este no en Montevideo. Me imagino que Montevideo al ser una ciudad se parece más a Buenos Aires, pero vivir en Punta del Este me permite una tranquilidad. No hay tránsito, salvo cuando los argentinos lo invadimos en verano, pero durante el año hay mucha paz, mucha tranquilidad, mucho contacto con la naturaleza.

En Uruguay somos pocos, nos conocemos casi todos, los argentinos somos muchos los que residimos acá. Así que si no es por conocimiento directo es por conocimiento a través de otra persona, porque no somos muchos. Así que siempre uno termina conociendo a los demás.

Por supuesto que se extraña mucho Buenos Aires, pero estamos tan cerca que cuando ya extrañamos muchos cruzamos el charco y vamos a disfrutar de todos los espectáculos y todo eso lindo que tiene Buenos Aires y de ver a la familia y a los amigos. Yo por lo menos voy una vez por mes a ver familia y amigos.

Así que es muy lindo y al estar tan cerca no implica un grado de sufrimiento y de desarraigo como podría ser vivir en otro continente o vivir en otra parte del mundo más lejana.

Contame sobre tus viajes a Sri Lanka y a la India.

En cuanto a mi viaje a Sri Lanka y las veces que estado en India siempre me han atraído no las grandes capitales, si no las diferentes formas de vivir y de pensar de los seres humanos.

Por eso me atrae mucho más un país como Sri Lanka, que estuve la semana pasada, mucho más que estar en París o en Nueva York.

Realmente las grandes capitales no me atraen absolutamente nada a esta altura de mi vida. Como soy coach y como mi meta como coach es acompañar a los seres humanos hacia su propia felicidad me encanta y me atrae muchísimo ver cómo es la gente en otros lugares y en otras civilizaciones.

Por eso, he estado muchísimas veces en Egipto, varias veces en India. Porque lo que me atrae es cómo los seres humanos, en otros lugares son felices, con qué cosas son felices, como es su vida, como son sus costumbres, eso me atrae muchísimo. 

Así que mi viaje a Sri Lanka era una cuenta que tenía desde hace bastante, porque es muy lejos, porque no es un viaje fácil, porque son muchísimas horas de varios aviones, pero llegar acá es hermoso.

En este momento me encuentro en Maldivas que es cerquita, cerquita. Estuve la semana pasada en Sri Lanka recorriendo y ahora descansando un par de días en Maldivas que también es muy lindo.

Maldivas es un país musulmán, es como una playa del Caribe, pero enclavada en el medio del Océano Índico. Es una belleza, aguas turquesas, arrecifes de coral. Es una hermosura.

En cuanto a Sri Lanka, mi interés por esta parte del mundo proviene de mis inicios en el yoga que fue a mis 30 años. O sea, hace más de 20 años. Siempre me atrajo India y esta parte del mundo porque es un paradigma completamente diferente.

He ido tres veces a India y he aprendido muchísimo cada vez que viajé. Muchísimo sobre la naturaleza del ser humano, sobre otra forma de pensar.

La India tiene un sistema de castas que nadie cuestiona, que es muy muy llamativo eso. Cómo es que nadie hace miles de años cuestiona un sistema muy muy estricto de castas donde uno nace en una casta y no puede salir de ahí.

Es más, si se casa con alguien de otra casta, desciende en su nivel de casta. Nunca se puede ascender, si bajar y además, la religiosidad de la gente, de los hindúes, visitar templos a las 12 del mediodía y que esté lleno de hombres en edad laboral, que están en el templo prendiendo velas, prendiendo inciensos.

O sea, esa conexión con la divinidad de la gente de India, que también sucede en Sri Lanka siempre me llamó la atención porque es algo bastante bastante diferente a lo que vemos en occidente.

Me atrajo siempre otro tipo de formas de relacionarse. Por ejemplo, en la India los casamientos son arreglados por las familias. Entonces, yo les preguntaba a los hindúes cuánto tiempo habían estado de novios antes de casarse y más de uno me dijo: “Yo a mi esposa antes de casarme la vi dos veces”. Yo le preguntaba, pero ¿cómo dos veces? ¿Cómo te casas con una persona que viste dos veces? Y me contestaban y bueno, pero la eligió mi madre, ¿quién me conoce más que ella? ¿Quién puede elegirme mejor una esposa que mi propia madre?

Después me puse a pensar que en la India casi no hay divorcios, que no deja de ser un punto interesante ese. Pero de todas maneras el matrimonio en la India es una cuestión muy tribal. Los matrimonios son verdaderas redes para las familias. Redes tribales donde el matrimonio está muy contenido por el resto de las familias y entonces yo preguntaba y me contaban que cuando hay problemas en un matrimonio toda la familia apoya para que se resuelvan. Así que el índice de divorcios no es tan alto como en occidente.

Y después conocí una mujer que no se había casado y que era una de las guías que nos llevaba a conocer y le pregunté por qué no se había casado y me dijo que no había aceptado a la persona que le había elegido la familia y que entonces se quedó totalmente fuera, expatriada de todo lo que es su organización familiar, porque la familia queda como en una situación de vergüenza, deshonrada y entonces a ella un poco la segregaron. Así que, por eso ella trabajaba un poco como guía de turismo y se relacionaba con gente más bien occidental y ese fue el castigo de no haber aceptado el marido que le habían elegido.

Todas esas cuestiones y como ser feliz a pesar de todo eso es lo que a mí me llama mucho la atención por mi naturaleza de coach.

El propósito del coach es acompañar a la persona y guiarla hacia su propia felicidad. Sea lo que sea su propia felicidad. Porque no a todos nos produce felicidad lo mismo. Cada persona tiene sus estándares de lo que le produce alegría tristeza, felicidad.

No es cierto que el dinero nos haga ser felices automáticamente. Todas pueden darse cuenta de eso. Tenemos gente de muchísimo dinero y que es sumamente infeliz y lo contrario también.

El dinero para mí es un vehículo para la propia libertad, para poder tener más opciones. Eso es el dinero. Es una herramienta para poder tener más opciones en la vida, más posibilidades, pero también tener una mente adiestrada y abierta nos da libertad. Por eso, la importancia del coaching.

En Sri Lanka observé una sociedad que había sido colonizada por portugueses, por ingleses, también por India, y es una sociedad de personas felices, muy en estado de inocencia, en un hermoso estado de inocencia.

No inocencia mala, inocencia buena, considero inocencia a la carencia de malicia. Por supuesto, pasan cosas en Sri Lanka, pero es gente muy amorosa, muy dispuesta. Y fue muy lindo ver eso. Sri Lanka es un país hermoso, verde, lleno de hermosísimas playas, así que es un destino que recomiendo muchísimo,pero soy consciente que para nosotros está un poco lejos.

Considero que la felicidad es un viaje que uno tiene que, a partir de ir auto-descubriéndose e ir entendiendo que quiere, que no quiere, que está dispuesto a dar, que está dispuesto a exigir de la vida.

Ese es el viaje de la felicidad, saber quién es uno y hacia dónde vamos y que queremos para no caer en el proyecto de otro, en el proyecto de vida de lo que otro quiso para nosotros.

Nuestros padres y mismo la sociedad para poder entender qué queremos tenemos que conocernos y conocernos a través de cualquier proceso de autoconocimiento. Puede ser el yoga, puede ser la meditación, puede ser el coaching, puede ser el proceso terapéutico del psicoanálisis. Como sea, pero conocernos.

Porque si no nos conocemos vamos robotizados por la vida cumpliendo mandatos de otros y cuando llegamos al final nos damos cuenta que lamentablemente no hemos sido los individuos que vinimos a ser y el mundo se enriquece con nuestra propia individualidad, con nuestra autenticidad personal y no con vidas una copiada de la otra y haciendo lo que otro quiso.

Así que, este viaje es trabajoso, agotador, pero a la vez hermoso y enriquecedor.

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