Diputada provincial por la provincia de Catamarca por La Libertad Avanza.
Vivimos en una sociedad donde se habla constantemente de justicia, de derechos y de igualdad. Sin embargo, parece que estos principios se aplican de manera selectiva, según la conveniencia del momento. Nos dicen que el FEMICIDIO es la única forma de violencia extrema contra la mujer, pero olvidan que a diario se comete otro acto de violencia aún más cruel y silenciado: El ABORTO. Se protege y se legisla solo para algunos, mientras que otros, los más indefensos, son descartados sin siquiera tener la oportunidad de vivir.
La igualdad ante la ley debería ser para todos, pero en la práctica, se ha convertido en un privilegio para algunos. Se exige justicia solo cuando conviene, se protege solo lo que encaja en determinados discursos, y se ignora la vida cuando esta no se ajusta a ciertos intereses. Nos quieren hacer creer que la violencia se ejerce únicamente contra las mujeres, pero 𝐥𝐚 𝐫𝐞𝐚𝐥𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐞𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐜𝐚𝐝𝐚 𝐯𝐢𝐝𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐞 𝐩𝐢𝐞𝐫𝐝𝐞, 𝐬𝐞𝐚 𝐦𝐮𝐣𝐞𝐫 𝐮 𝐡𝐨𝐦𝐛𝐫𝐞, 𝐧𝐚𝐜𝐢𝐝𝐨 𝐨 𝐧𝐨 𝐧𝐚𝐜𝐢𝐝𝐨, 𝐞𝐬 𝐮𝐧𝐚 𝐢𝐧𝐣𝐮𝐬𝐭𝐢𝐜𝐢𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐩𝐞𝐬𝐚 𝐬𝐨𝐛𝐫𝐞 𝐭𝐨𝐝𝐚 𝐥𝐚 𝐡𝐮𝐦𝐚𝐧𝐢𝐝𝐚𝐝.
La ley no debería ser un instrumento parcializado ni un reflejo de ideologías. La verdadera igualdad implica reconocer y proteger a todos, sin distinción, sin hipocresía. No se puede hablar de derechos humanos si al mismo tiempo se permite que miles de vidas sean eliminadas en silencio.
𝐄𝐬 𝐡𝐨𝐫𝐚 𝐝𝐞 𝐫𝐞𝐜𝐨𝐫𝐝𝐚𝐫 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐚 𝐣𝐮𝐬𝐭𝐢𝐜𝐢𝐚 𝐧𝐨 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐠𝐞́𝐧𝐞𝐫𝐨, 𝐪𝐮𝐞 𝐥𝐚 𝐯𝐢𝐝𝐚 𝐞𝐬 𝐞𝐥 𝐝𝐞𝐫𝐞𝐜𝐡𝐨 𝐦𝐚́𝐬 𝐟𝐮𝐧𝐝𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐚𝐥 𝐲 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐢𝐧𝐠𝐮𝐧𝐚 𝐜𝐚𝐮𝐬𝐚 𝐝𝐞𝐛𝐞𝐫𝐢́𝐚 𝐞𝐬𝐭𝐚𝐫 𝐩𝐨𝐫 𝐞𝐧𝐜𝐢𝐦𝐚 𝐝𝐞 𝐞𝐥𝐥𝐚.