En mi barrio se escucha. Por Elvis Báez

En mi barrio se escucha. Por Elvis Báez

La música en mi barrio se escucha desde temprano y el olor de la comida de mamá se hace tan presente que ambas se unen para darle gracias a la vida.

Las condiciones no son las mejores, se cae el techo, me gotean los sueños y a veces los deseos de un mundo mejor.

Las calles están llenas de juventud, buscan el sol en toda su plenitud. Saben que allá en el horizonte existe el amor y esa virtud de luchar para ganarse la gratitud de la comunidad.

Muchas personas acá se han dado por vencidas y cayeron en el desánimo del consumo que mata a todxs mis hermanxs, pero aún así acá la paz y el amor al barrio nunca se cayeron porque existe la organización y aquella emoción por amar al barrio en donde nacimos y nos criamos.

Lxs niñxs juegan a la bolita sin esperar que mañana será otro día. Pienso en las niñeces
y digo cómo es que no me he dado cuenta que fui ciego, que Dios me ha matado, y que quizá sólo él sepa qué nos pasará en el futuro. Siendo muy chicos vinimos a este mundo sin poder ver bien la humanidad, nací en un gueto donde mis ojos llenos de furia quieren solo decir que hoy soy mendigo de mis sueños y dueño de mi futuro.

Acá en mi barrio si no me enteré qué pasó a la vuelta de casa me lo cuenta Marcela, mi vecina que está atenta a todo lo que pasa.

De repente las hojas caen y el sol pregona que siempre estará por las mañanas y por las tardes presente.

Nuevamente estoy en casa, con el techo ardiente, las empanadas de carne cocidas por mamá con mandioca y disfrutando de la vida muy consciente entendiendo que la felicidad dura un instante.

Mi barrio me enseñó a estimularme, yo no puedo decirte quién soy, solo ofrezco mi corazón, deberías poder ver y sentir que no puedo cambiar el futuro, sí mi pasado y disfrutar mi presente.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *