Buscando data de UNICEF sobre pobreza infantil en la Argentina quise comparar las cifras que dejó el gobierno de Cristina en 2015 con las imperdonables de Macri y el que secunda con Alberto Fernández.
El organismo internacional se basa en los datos oficiales que solicita a cada país, así que cuando uno inquiere los de 2015 se entera de que la Argentina había dejado de dar cifras de pobreza en niños lo que volvió a medirse recién en 2017 durante el gobierno de Macri. UNICEF, sin embargo, estimaba que nuestro país tenía signos anteriores concordantes con la región en el fenómeno que califica como “infantilización de la pobreza” (cuando las cifras de niños pobres superan las de cualquier otro segmento social).
Coherente con el retroceso en la calidad de la política en la sociedad argentina observamos otro fenómeno que podríamos calificar como de “infantilización de la política”. En este caso no se trata de la edad de los políticos sino de su madurez.
Del mismo modo en que los niños recurren a denunciar a sus hermanos al momento de ser descubiertos en alguna travesura los políticos se desentienden de sus responsabilidades señalando, fantaseando o exagerando los errores de sus pares contrincantes.
Cómo podríamos resolver la pobreza infantil con este nivel de pauperización de la política?
El mensaje político fue sustituido por marketing y hoy todo es campaña.
En esta feria de vanidades me avergüenzan los que alguna vez estuvieron cercanos más que los que se les oponen.
“Mirá lo que dice el loco desquiciado! O… mirá la borracha!” se esgrimen como si fuesen argumentos políticos contra los que señalan “mira lo que hace el gobierno”.
Ninguno interpela a la ciudadanía. Ninguno se dirige a la inteligencia sino a la pasión más baja…y todos logran lo que buscan y vemos: la continuidad de un modelo que fabrica niños pobres por encima de lo que empobrece la Nación.
Entre la bronca (que no necesita sentido porque tiene motivos) y la continuidad (de un modelo que lleva dos gobiernos ejecutándose) cunde la desesperanza.
Según los resultados de las últimas elecciones PASO la mitad de los argentinos no votó o votó nulo. Sería el espacio propicio para buscar lo que a cada candidato le falta para el triunfo, sin embargo cada quien ha decidido insistir en pescar dentro de su pecera renegando de la mayoría que sigue nadando en el mar.
Como no es la lógica lo que impera, probablemente la respuesta no esté al alcance de quienes analizamos la política como hija pródiga de la cultura.
Tal vez acertó el filántropo, físico y matemático Albert Einstein al decir que “dos cosas son infinitas, la estupidez y el universo; y del universo no estoy seguro”