De la enredadera al muro:
En todos estos años me di cuenta de que no solo sos mi sostén, sino también mi amor. Sí, me doy cuenta de que te amo.
Todo este tiempo que pasamos juntos, que es y será todo nuestro tiempo, le da color a mis días grises, me abriga los inviernos y me ha sostenido durante las más fuertes tempestades. Quiero contarte de esos momentos que germinaron mi amor. Solo yo conozco la íntima sensibilidad que escondés tras tu dureza. Solo vos conocés mis asperezas y mis debilidades. Tu sostén me soporta y me refleja. Te veo siempre ahí: de día, de noche, de tarde, con sol, con lluvia.
Siempre me pregunto, ¿será incondicional también tu amor?
Te confieso que a veces tengo que moverme un poco, que desperezarme y hasta retorcerme, para evitar sentir que nos fusionamos, que somos uno. Aunque a veces también me gusta sentir eso. Las estaciones del año me ayudan a cambiar el
semblante. Hasta mi aspecto va cambiando, y eso me asusta. Temo quedar rasgada, temo que tu roce me lastime y perder parte de mí. Pero como siempre volvés a estar ahí, firme y cálido, mis temores se desvanecen.
Me encantó enterarme de que hay muchos más como nosotros, y me siento muy feliz de que mi amor por vos se replique y se extienda en el mundo y en el tiempo. Eso me contó la monstera deliciosa, nuestra vecina. Siempre pienso cómo hará ella para vivir con la idea de compartirse cuando un fruto se va asomando entre su piel y su muro. Según la monstera, no solo crecemos aquí, también nacemos en otros espacios. Sin saberlo, estamos aquí y allá. Quizás por eso siento que nuestro amor es más que el amor de dos, que nos desborda y nos excede y nos trasciende. Es un amor tan grande que no
podría caber solo en nosotros.
No sé vos, pero yo me doy cuenta de que la gente se ilusiona al vernos. Cada vez que los veo pasar, advierto que en el brillo de sus ojos se refleja nuestra cercanía, lo radiantes que nos vemos juntos. Yo creo que todos ellos quisieran tener a alguien como vos: sólido, fiel, compañero.
Quiero decirte que, en esta estación que se viene, renacerá una y otra vez mi amor. Mi infinito amor por vos.
¿Será incondicional también tu amor?
Tuya siempre.
La enamorada del muro.
Desde Lanús, Buenos Aires, Argentina