Carta abierta de Santiago Morinigo a no poder dormir

Carta abierta de Santiago Morinigo a no poder dormir

Los amaneceres no sacian el espíritu, cuando hay noches sobresaturadas de ausencias. Es esa parte de mí, muy dentro mío, una tormenta que no puede dormir, lava que aflora en calles con nieve. Es un dolor profundo cuando te arrancan la garganta y sientes que el corazón se te parte. Una lucha indolente que se eriza en la piel salpicando odio. El odio ese que se adentra transformando esa parte de mí que alguna vez fui, quietud y vida, sonrisa de un destino que se premia. Ser siendo uno en otro ser palpitando con un mismo latido en el reflejo nítido de otra retina.

    Amado por la mañana, odiado a la noche. Los eslabones de esta existencia se parte en ocho mil pedazos y un ente se eleva desde los corredores ruidosos del infierno. Soy el mismo infierno que prodiga desgracia, marcado a fuego por las iniciales de venganza.

     Esa parte mía, que alguna vez fui, es un fantasma que se ahoga, materia que evanesce que persigue un fulgor mezquino, hago caso omiso al fulgor verdadero en mí. Los demonios íntimos no doblegan la promesa y caigo, caigo y caigo, para volver a comenzar desde lo no sido. 

Escucho el eco que esconde la lluvia y me permito soñar hasta que el alma sangre y vuelva a estar, otra vez, ante tus ojos.

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