Carta abierta de Patricia Gorocito: Elogio de lo inútil

Carta abierta de Patricia Gorocito: Elogio de lo inútil

Si pudiéramos resistirnos a este sistema tendríamos que volver a nuestra simplicidad. A los elementos que hacen a nuestra manera de ser frágil e inútil. Deseo lo inútil, lo que no sirve para nada en esta época de eficiencias estúpidas, de maneras formateadas por algoritmos. La felicidad para todos y para nadie.

Lo superfluo y vacío nos aleja de nuestra esencia. Del ser al tener. Trabajar para los influencers, esclavos silenciosos de los amos. Deseo lo innecesario, lo que no lleva a ningún lado. La verdad del instante y la caída del progreso.

Porque hoy el progreso es una carrera sin frenos que lleva al narcisismo más intenso y es sólo sostener la moral del amo.

Podemos salir de esa esclavitud impuesta por el neoliberalismo. Tenemos que ser valientes porque sabemos que estamos indefensos frente a los cambios que comanda la tecnociencia sobre nuestras vidas. Los cambios en los pilares que organizan nuestra cotidianidad como son las categorías del tiempo y el espacio. Éstas han sido profundamente alternadas y nadie nos avisó.

El Amo no avisa ni pide permiso, ordena. Sabemos que alterar esas categorías tiene sus efectos en la subjetividad. Hoy asistimos cada vez más a problemáticas de la salud mental vinculadas con la ansiedad y el exceso de consumo por un lado y por el otro la depresión, los que se quedaron parados y se les fue el tren. Esa es la sensación.

Las personas piden ayuda por esa ansiedad extrema que llamamos coloquialmente ataques de pánico o por sus adicciones no sólo a sustancias ilegales o al juego. De eso hablan los comunicadores oficiales. Hay muchas adicciones que tapan el encuentro del sujeto con su propia esencia.

Adicción al trabajo, al sexo, a las compras, a la estupidez, etc. Por el otro lado están las personas que si no son exitosas sienten que sus vidas no valen. Se deprimen o se transforman en personas violentas. Muchos se aburren si no hay algún tipo de vértigo artificial por lo menos.

Para estas patologías la ciencia trabaja con medicamentos de última generación y después de un tiempo se sienten artificialmente felices. Pienso que el psicoanálisis puede acompañar de otra manera porque la ética del psicoanálisis privilegia el deseo singular y la responsabilidad subjetiva. Y considera que el dolor de existir es incurable.

No hay tips, no hay promesas. Solo se trata de vivir y tomar decisiones sin garantías. Transitar un análisis es saber que el sentido es el deseo. Claro que el deseo inconsciente y decidido. No se trata de la norma, se trata del deseo.

Además, el sujeto decidido sabe que la cosa no anda sin el otro y así casi sin saberlo empieza a respetarlo. Porque cada uno tiene su forma de gozar y de amar y no hay fórmulas ni destinos. Los mandamientos del amo contemporáneo poco tienen que ver con la ética del psicoanálisis. Y cómo dice Jacques Alán Miller el psicoanálisis es subversivo, no revolucionario. Porque sabemos que hay cosas que no van a cambiar de los hombres y las mujeres, lo sabemos desde la antropología y desde el psicoanálisis.

La pulsión de muerte siempre se satisface y no muere, pero podemos estar bien advertidos.
Siempre Eros y Eros es con otros. Estar advertidos que Tánatos también es con otros.

El psicoanálisis está enfocado en la singularidad, pero un psicoanalista sólo puede trabajar en una democracia. Es decir, siempre hablamos del psicoanalista ciudadano. El psicoanálisis sólo es posible en una sociedad civil y en una democracia donde se puedan ironizar las identificaciones de turno y los ideales que propone el sistema.

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2 comentarios en «Carta abierta de Patricia Gorocito: Elogio de lo inútil»

  1. Muy interesante planteo.Coincido absolutamente con lo expresado en este artículo. Nos deja reflexionando y eso es muy bueno. En los tiempos que corren dejarle lugar al ocio no es opción, siempre hay que estar haciendo, si notan que no publicas algo o comentas que por ahora no estás haciendo nada, te tildan de deprimido…si no explotás de alegría en un acierto, sos rar@. En mi caso creo que la felicidad o el disfrute está en el proceso no en conseguir el objetivo propuesto. Y generar la posibilidad de otro proyecto después del primero pero con pausa y con tranquilidad, también me da placer. Lo más importante en los tiempos que corren es no perder los abrazos sinceros, esos que se dan con el alma, esos nos hacen estar en presencia, nos paran la mente y nos damos cuenta que el aquí y el ahora es lo que importa. No hace falta correr, comprar, ni drogarse para eso…

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