Cristina creo que jamás se dio cuenta que dimensión tiene el odio que le profesan, e incluso que alguien podría pagar para matarla. Si ella aclaró a viva voz que era capitalista, pero sólo quería lo que Ellos no soportan: que ganen menos. Y cumplió, como el General, nunca los industriales ganaron más que con el peronismo o sus sucedáneos o falsificaciones, como la del innombrable.
En este intento hay elemento señalables interesantes. Cristina estuvo días “regalada” para que el asesino estuviera frente a ella y la matara sin dudas teniéndola toda de blanco. Nunca tuvo una custodia eficaz, y eso se vio con suma claridad en el atentando del Congreso, por lo que el “narrador” responsable Aníbal Fernández, que sostuvo con la más clara impudicia que se habían cumplido y respetado todos los protocolos de la PFA. quizás eso le pasó por estar viendo otro canal, porque en el que yo miraba ví la mano empuñando el arma con absoluta seguridad a cms. de la cabeza de CFK.
De ésta última afirmación surgen unos temas interesantes: que no haya salido el disparo por fallas del arma no me lo creo, más bien pienso que no quiso matarla, pero sin teoría conspirativa; ese tirador no debe tener alma de asesino, por más que se meneen teorías de pagos y lenidad de la justicia. Creo, y quiero creer, que imaginó el espectáculo de la cabeza volada en pedazos y no se decidió, y en ese segundo de duda lo apresaron.
El otro tema es: pudiendo como digo más arriba situarse enfrente a ella sin forzar ninguna situación ¿por qué eligió como blanco la cabeza?. Imaginemos por un momento que hubiera salido la bala ¿ por qué la cabeza? No he visto que nadie se haya fijado, un punto más que importante. Es una hermosa y bien formada mujer, pero creo que la respuesta a esta pregunta es muy simple: la mejor manera de destruir una central de energía, y no soy militar, es destruir la central y no alguno de los satélites que la sirven. Lógica pura. Es de esperar que CFK tome conciencia del peligro en que vive, cuando en el departamento lindero tiene un centro de reunión de sus enemigos.
Creo que en cualquier país medianamente organizado ya le hubieran exigido que se fuera de ahí, aunque la tuvieran que llevar de los pelos, para que siguiera conservando esa cabeza que tanto nos dio.
Desde Lanús, Buenos Aires, Argentina