Buenos Aires, 15 de Octubre de 2022-
Me dirijo a todas las madres que tienen hijos pequeños, adolescentes, adultos, a aquellas que aún siguen cobijándolos en sus vientres y a las madres que tienen a sus hijos lejos o que han partido a la morada eterna.
Ser madre es una vocación, un sentimiento de entrega desinteresada, una responsabilidad, un amor infinito e incondicional que traspasa las barreras del pensamiento y conocimiento humanos. El amor inconmensurable que nos permite abrazar en lo profundo.
Responsabilidad hasta la mayoría de edad, que nos obliga a ayudarlos a crecer en todo sentido, educarlos con los valores que se transmiten por décadas, de generación en generación. Valores que no pueden cambiar porque se basan en el respeto, la honestidad, la humildad, la gratitud, la libertad, la integridad, la verdad, la tolerancia y englobando
todos estos valores está el Amor.
Por eso, en el Día de la Madre, les abrazo fraternalmente y en este abrazo va el cariño y el consuelo para aquellas que ya no tienen a sus hijos físicamente pero que guardarán para siempre en el corazón.
Desde Avellaneda, Buenos Aires, Argentina