Carta abierta de María Elena Gómez: Hacia dónde vamos

Carta abierta de María Elena Gómez: Hacia dónde vamos

Estos días me lo he preguntado con frecuencia. ¿Hacia dónde vamos? Estamos dando un vuelco muy grande como sociedad.
A veces estos cambios positivos, como el empoderamiento femenino, arrastra con él otros que no lo son.
“A la respuesta de libres nos queremos”, hay represiones a mujeres en otros lados del mundo.
Lo quiero decir que cada cambio es un una revolución en sí mismo, y como tal, trae aparejado ofensivas de creaciones mentales y sociales viejas, que ya no aportan nada, pero ahí están resistiendo tras su vieja trinchera.
Por otro lado, nos tenemos a todos nosotros viviendo a una velocidad inesperada. Leí por ahí ( no recuerdo en lugar) que somos una sociedad orgasmica. A decir verdad, no lo veo desacertado.
Es todo ya, ahora. Inclusive las relaciones tanto amorosas como sociales.
No hay mucho tiempo para escucharse, es como jugar al teléfono descompuesto. Cada uno expone su parte, pero no sé trata de ver como se arregla el conflicto- si es que realmente hay algo que arreglar-.
Nadie baja un escalón para ponerse de acuerdo con ese otro. Todos llevamos la razón, y no la podemos rever.
Por otro lado, somos la generación pendiente del celular, porque no contestamos cuando alguien nos pregunta algo. Estamos huyendo de la respuesta? Qué nos pasa? Tardamos días en hacerlo.
Pero porque crear ese fastidio en otra persona. Es mejor enfrentar lo que se tenga que decir, a andar como si nada por la vida, sabiendo que alguien está requiriendo aunque sea un emoticon.
Pienso que nos hemos vuelto infantiles, poco confiables, e insensibles.
Por eso al empezar este texto dije hay un gran avance pero también un retroceso, porque así funciona la humanidad ante cambios auspicioso-en este caso-, y si no lo fuera sería de la misma manera.
Cambio es igual a crecimiento y no todos cambiamos al mismo tiempo, y hay gente que no logra adaptarse nunca al cambio.
Creo que además la pandemia, nos puso en un lugar de indefención, donde vimos la muerte de cerca. Eso nos traumó y ahora vivimos como si fuésemos a morir mañana.
Relaciones ocasionales, cero compromiso con el otro, escríbeme que no te contesto, y esto también se hace en el campo laboral, y de amistad no solo en lo amoroso.
A todo lado que uno va , oficina, supermercado, salud. Te atienden mal, rápido. Nadie se toma minutos para entender que le pasa al otro.
Los médicos: ” para que vino, que le duele” recetan y listo. Cero conversación de porqué está en esa situación, eso lo suple un estudio. No hablan con la persona que el paciente vive, su entorno.
No sé registra nada ni a nadie. Parecemos todos números andantes.
Valemos por lo que consumimos, por el dinero o profesión.
A todo esto, el ser cómo tal, dónde quedó? Nadie lo ve, a nadie le importa. Si una persona no consume, o no aporta socialmente se la descarta. No creo que ese sea el camino.
Se vive muy veloz, deberíamos bajar un cambio. La felicidad no tiene precio y hacer feliz a otro menos.

Desde Ciudad de Buenos Aires, Argentina

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *