Mirar a través de la ventana, porque traspasarla a veces, hace demasiado daño.
Y ella nos refugia…
Coloca una barrera entre nosotros y el mundanal ruido, el que está al otro lado.
El que a veces ahoga, asfixia.
El que sobra, cuando a ti te falta el aire.
Aire que necesitamos para renovar nuestro cuerpo y nuestra mente y que solo encontramos cuando miramos desde el otro lado.
A veces hay que parar.
A veces, hay que alejarse para encontrarse.
A veces, hay que bajar al sótano para dejar allí nuestros miedos y las sobras que nos hacen daño.
Pero no te olvides luego de subir las escaleras, asegúrate de cerrar bien la puerta al salir y deja todo allí abajo.
Y cuando lo hayas hecho, cuando estés preparada, abre la ventana.
Porque ella te estará esperando.
Al igual que el resto del mundo…
Desde Sparza, Navarra, España