Otra Argentina
Siento sed de amor, paz e indulgencia.
Harto de peleas estériles, de odios ponzoñosos entre facciones partidarias, de inútiles enfrentamientos entre hermanos, de amistades desgarradas por inescrupulosos dirigentes, de vecinos divididos ante el bien común, quisiera abrigar una patria, una patria con mañanas diferentes, donde mis nietos crezcan libres de fanatismos alienantes, sin insensibles planteos monetaristas egoístas, nietos dispuestos a tolerar y dialogar benevolentes, autocríticos, pensantes…
Necesito de nuevo creer, de nuevo ilusionarme, refundar otra nación, una nación donde nos podamos reeducar para ayudar todos juntos al fortalecimiento de las instituciones democráticas… una nación donde valga la pena quedarse a vivir.
Apelo a la bondad, a los valores morales al servicio de la gente, al imperio de la razón republicana sobre la violencia instalada, porque me gustaría algún día irme de este mundo orgulloso de mi Argentina.
¿Seremos capaces de lograrlo?
Desde Córdoba, Argentina