Qué triste es ver a un pueblo dividido en antagonismos, fomentados por odios, intolerancias y violencia.
Sueño con un país donde la enseñanza, la salud, la cultura e investigación científica
sean los estandartes por los cuales seamos reconocidos.
Donde no haya privilegios, ni pobreza.
Donde los políticos sean servidores públicos en búsqueda del bien común de los habitantes y dejen de lado los intereses partidarios y el egoísmo.
Donde existan proyectos a largo plazo y políticas de estado, que sean sustentables más allá de los vaivenes de los gobernantes.
Estoy seguro que este cambio se puede lograr a través de la educación, la empatía, el dialogo y la buena voluntad.
El intercambio de ideas, siempre es enriquecedor y nos ayuda en nuestra evolución.
Es un camino largo a recorrer, los cambios culturales no suceden de un día para el otro.
Pero vale la pena intentarlo y hacer nuestro aporte para que esto suceda y nos reconozcamos en el otro, no sólo una vez cada cuatro años, mejor todos los días.
Desde Castelar, Buenos Aires, Argentina