Sr. Director Juan Botana. Si queremos un mundo distinto se debe trabajar y participar en acciones para mejorar la vida de todos… Ya lo dijo Mahatma Gandhi: “Nosotros tenemos que ser el cambio que queremos ver en el mundo”.
La amabilidad y la cortesía son cualidades que, por lo general, comienzan con una sonrisa. Tienen la magia de abrir las puertas a buenas y sinceras relaciones; contrariamente, la altanería y la rudeza, las cierran.
La amabilidad y la cortesía son cualidades que, a quien las practica, lo hacen digno de ser respetado y amado.
Toda persona que se acostumbra a ser amable, siempre lo será, y quien se acostumbra a ser altanero, es muy difícil que cambie.
La persona amable trata con consideración a todos los que la rodean; la amabilidad es un comportamiento de afecto y respeto hacia las demás personas sin que medie ningún tipo de discriminación; la simpatía va íntimamente ligada a la amabilidad.
Lamentablemente son muchos los casos de jóvenes a los que no se les ha inculcado el principio de respeto hacia los mayores a quienes tratan con burla y hasta con indiferencia, olvidando que ellos, con el paso de los años, también llegarán a envejecer. El trato amable y respetuoso comienza en la casa, siguiendo en los centros educativos para, posteriormente, llegar al trabajo. La vida, siguiendo estas etapas, sería más placentera.
Cuando los jóvenes no reciben una educación adecuada ni en el hogar ni en los centros educativos, el resultado es una sociedad compuesta por personas altaneras y carentes de respeto hacia sus semejantes.
La falta de tolerancia hacia el otros, sea por la forma de vida o por sus ideas, sumado a una mala educación y ausencia de valores, ocasionan la falta de respeto, como también la aparición de algunos otros elementos, como el egocentrismo y la soberbia.
Años atrás, cuando nuestros padres nos reprendían cuando nos portábamos mal, ni dejábamos de amarlos, y no nos traumatizamos por ello. ¿Por qué cambiaron las cosas?… Tal vez sea por el mismo sistema de gobierno que haya hecho su parte para que esto suceda, al quitarle autoridad a profesores y padres para reprender, con energía y sin violencia, a niños y adolescentes.
No discriminemos, mostremos amabilidad y cortesía; respetemos los espacios compartidos, al medio ambiente y a todos los que en él habitamos; respetemos las leyes y la autoridad… Un mundo mejor es posible; construir los cimientos y desafiar las estructuras mal concebidas, de nosotros depende.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un Abrazo, y mi deseo que Dios te bendiga, te sonría y te permita que prosperes en todo, y derrame sobre ti Salud, Vida, Paz, Amor, y mucha Prosperidad.
Claudio Valerio