Hace unos días que salió a la luz la inhabilitación por 18 meses de la Dra. Teresa Forcades i Vila por parte del Colegio de Médicos de Barcelona.
Dos vilezas constituyen las bases para esta inhabilitación doble:
· 9 meses por defender «públicamente de manera reiterada y continuada en diversos medios de comunicación social las bondades del clorito de sodio, al que atribuye propiedades antivíricas y antiinflamatorias».
· Y otros 9 meses por mantener «una conducta manifiestamente contraria, continuada y reiterada respecto de los requerimientos que le han sido efectuados».
No tengo el gusto de conocerte personalmente, Teresa (si me permites el tuteo). Pero a la vista está que has demostrado no casarte con ningún poder terrenal, tengan el poder y las influencias que tengan.
Siempre con la verdad por delante. Y siempre, al menos por lo que sé, respaldada por pruebas científicas que avalan tus declaraciones. Es muy revelador que tus atacantes habitualmente utilicen términos como «monja antivacunas» o lindezas semejantes sin atreverse a entrar en un cara a cara dentro de los márgenes de la Ciencia con mayúscula.
Es evidente que unos productos como el clorito de sodio y sus derivados son catalogados despectivamente como «lejía» por aquellas personas con galones agolpados en sus hombreras por los cargos que ostentan; personas que deben dirimir sobre el buen hacer o los pecados de una profesional como tú, honrada y sin tacha.
La ciencia con minúscula ha evolucionado en el tiempo a través del cuestionamiento y degollamiento simbólico de aquellos científicos que han osado contradecir la verdad del paradigma dominante… hasta que la clara evidencia o la testarudez de más científicos han logrado que otra realidad aparezca como verdadera.
Aquí estamos frente a una cerrazón de la ciencia con minúscula al no querer mirar, no querer estudiar como conviene los efectos reales de unas sustancias no patentables, baratas y sin efectos adversos.
No interesa. Bueno, no les interesará a esos próceres del Colegio de Médicos de Barcelona ni a quienes realmente representan. A esos médicos que han osado abortar las secciones colegiales de homeopatía y de acupuntura en dicho colegio profesional.
Pero a las personas normales sí les interesa contar con remedios que puedan ser eficaces y funcionar sin que se rompa el forro de sus bolsillos ni les lleven a padecer efectos adversos.
¿Por qué en lugar de reunirse para darte unos latigazos simbólicos (a más de uno le gustaría propinártelos en vivo y en directo) no solicitan unos estudios que muestren sin duda alguna la eficacia o la ineficacia de dichos productos?
Me parece lamentable que hayan llegado a esta situación.
Confío en que recibir esta noticia no te habrá quebrado el sueño y tampoco te privará del contacto personal y profesional con las personas que te necesitan y que acuden a ti. Un médico no deja de serlo porque a alguien se le ocurra inhabilitarle.
Aunque no lo necesites, cuenta con mi humilde apoyo.
Fuente: Diario 16