Regreso a mis poemas,
a mi tierra, a mi pasado,
a sembrar la esperanza.
Regreso a abrir la tierra con las manos
a regar con el sudor de mi frente
el surco recién arado, regarlo con mi sangre.
Regreso a esta parte de mi vida
dónde anidó el verano
a la golondrina, al café.
Regreso a dónde mis padres
a recorrer los campos, descalza
al hambre, a la tortilla.
A las comidas rústicas y al mediodía
al río y a la tarde negruzca
al amanecer constante.
Regreso a subir al árbol,
éste siempre me espera como un amigo,
a los brazos de su amor, a mi alma.
Y regreso al aire, con mis alas
a la sangre, a trabajar por ella
a sentirme propiedad de mi pueblo.
Regreso a ser aquella que no se fue
a pesar de la ausencia, de la distancia
a pesar de la guerra, la tierra siempre me recibe.
Es buena como una madre
como una casa
para dormir con ella para siempre.