Alas de corazón. Por María Calle Bajo

Alas de corazón. Por María Calle Bajo

Yo, Corazón Blanco, voy a contaros un relato… Pero antes de que se pase el rato y solamente hasta las cuatro, podéis llamarme Corazón de melón. ¡Ay, no! mejor, Corazón de bizcocho y así estáis conmigo hasta las ocho. ¿Qué ya son las ocho?, ¡pero si nadie me avisó…! Entonces seré Corazón de León, pues dicen que el León todos los días saluda al sol. Y si llega la noche… Puedo ser… ¡Corazón de luna! y cuando den las campanadas contamos hasta la una.

Ejemmm… Un momento, por favor… A ver, a ver, ¿quién lo recuerda?… Yo, soy… Corazón Blanco, Corazón de melón, Corazón de bizcocho, Corazón de León y Corazón de luna… ¡Vaya, qué buena memoria!, ¡eso sí que es tener buena fortuna! Sea lo que sea, lo importante es que soy un pequeño gran Corazón, con mi tamaño, mi forma y mi color…

Curiosa presentación la de don Corazón Blanco… Aunque si ponemos atención, desde el fondo de las nubes, junto al sol de media tarde, se entona la escala de DO:

-« Do… re… mi… fa… sol… la… si… doooo… Dooo… si… la… sol… fa…mi… re… »

-« ¡Shhhh! »

-« ¡Uy!, pero… ¿Quién manda callar? »

-« Soy yo, doña Pluma Alas Doradas… La que dora y adora a un Corazón. »

-« ¿Do… do… doña Pluma Alas Doradas? ¿La que do… dora y adora a un
Corazón?»

-« ¡Shhhhhhhhhh! ¡Sí!, soy yo.»

-« Pienso… quién será doña Pluma Alas Doradas, pero, de cualquier manera… Mmmmm, ¡qué nombre tan brillante! »

-« Doña… Pluma Alas Doradas, pues…quisiera saber, si no es mucho atrevimiento, ¿por qué motivo me manda usted callar? »

-« A ver, mi tesoro, porque el señor Corazón Blanco necesita descansar. »

-« Ah, sí, sí… El señor Corazón Blanco, lo conozco, es muy simpático, se presentó y es muy simpático, incluso quiere contarnos un relato, pero dijo que unas veces sería hasta las cuatro, otras veces hasta las ocho, incluso también dijo que hasta la una… Todo entre bizcocho, caracol y aceituna… »

-« Es tan amable… Don Corazón. Yo, su mensajera de honor, ¡shhhh! no digas nada… Pero lo que él no dice, te lo cuento yo… Desde chiquititos nos acompaña, tan blanco, como el algodón, tan puro como los pétalos de una flor… Y cuando alguien llora, brillan sus cicatrices de oro… Él siente y transforma el dolor… »

-« ¿El dolor?, ¿es que se ha caído?»

-« No, don Corazón Blanco no se cae, pero resplandece cuando alguien se
marcha… »

-« ¿Cuándo alguien se marcha?… ¿A dónde? »

-« A donde nadie se ha parado a sentir, porque don Corazón Blanco, no sólo es
un lugar, también es una estación del año, un momento en la memoria, un
recuerdo del pasado, una vivencia inolvidable, una aroma y un sabor… Don
Corazón Blanco es melodía, luz y amor… »

-« ¿Y le duelen sus cicatrices? »

-« Sus cicatrices mantienen encendido el recuerdo de las personas que han
terminado el tiempo en la vida…

-« ¿Entonces mi abuelito está brillando dentro de don Corazón Blanco? »

-« Sí, recuerda que soy doña Pluma Alas Doradas, quien además de mensajera,
pongo alas a don Corazón Blanco »

Ay, doña Pluma Alas Dorada, tan generosa y celestial, no sabe cómo narrar, que cuando nosotros nacemos, pronto echamos a andar. Nos cuidan, nos miman, nos alimentan. Y aunque de pequeños no lo sabemos, la vida es como un camino que tiene un punto y final. Hay personas que se marchan y no pueden regresar. No es porque quieran irse, pero van a un lugar, donde su cuerpo no pesa, ni sufre, ni tiembla… Un lugar habitado por don Corazón Blanco y doña Pluma Alas Doradas, allá todos alumbran con su sonrisa eterna. Porque vivir… Vivir en un continuo aprendizaje. Vivir es Sentir. Sentir la vida es vivir el cambio. Por eso, tú, mi querido lector, tú que estás atento, tú que sabes lo bonita que es la vida, a ti que te gusta disfrutar tanto, jugar, reír, que te hagan cosquillas, leer, saltar, bucear, investigar, descubrir… Tú, como todos, viviremos plenamente, recorreremos el camino, compartiremos al andar, nos caeremos al correr, incluso tropezaremos sin parar. Y cuando todos marchemos, tendremos la satisfacción de haber vivido con nuestros seres queridos, nuestros amigos, nuestros profesores, nuestros compañeros… con nuestras mascotas… De haber aprendido el sonido, los colores, los sabores… De haber conocido el campo, el mar, la playa, la montaña… Incluso de haber viajado a la luna, al fondo marino, a Marte, a Japón… O de haber vivido en España, en Grecia, en Chile, en Argentina, en la India o en Singapur… De haber sido científico, alfarero, peluquero, barrendero, piloto, agricultor, atleta, filósofo, maestro, físico o escultor. Algún día, todos, tanto tú como yo, después de haber sido hijo, hermano, prima, sobrino, tía, abuelo, amigo, madre o padre… Después de haber vivido con alegría, tristeza, inocencia, curiosidad, enfermedad, salud, agonía o pasión… Después de haber sido grande, pequeño, alto, delgado, robusto… Travieso, responsable, ágil, tímido, egoísta, risueño o desconfiado… Algún día… Estaremos en ese Corazón Blanco, tan puro… tan noble… y eviternamente poderoso como el SOL.

Entre tú y yo, quiero que sepas algo; no temas a la vida, mi pequeño gran lector, ni abraces al miedo, ni te retenga el pudor. Lo más lindo de la vida es brindar nuestro bien más preciado, algo muy valioso… Y, tú, eres inteligente, por eso puedes intuir cuál es nuestra mayor riqueza y legado…

Sí, así es, brindar nuestro tiempo con dedicación, con confianza, con respeto, con esmero, con disciplina y con amor. El tiempo, como doña Pluma Alas Doradas, es oro. Y el oro alumbra dentro de un Corazón Blanco… tan blanco por fuera… como el lucero del alba…

Mientras, desde el fondo de las nubes, junto a la luna creciente, se entona de nuevo la escala de DO:

-« Do… re… mi… fa… sol… la… si… doooo… Dooo… si… la… sol… fa…
mi… re… »

-« ¡Shhhh! »

-« ¿Doña Pluma Alas Doradas?, pero… ¿Sigue descansando don Corazón Blanco?»

-« Sí, querido, susurremos al candor de su luz…»

-Pero… Doña Pluma Alas Doradas… Yo siempre siento ese candor como un beso en la frente… »

-Fíjate bien, mira qué hermoso centelleo, ¡cómo resplandece don Corazón Blanco!… Tan blanco, tan pulcro, tan níveo, tan cándido y redentor, tan lleno de luz… ». Sabes… Hace un tiempo, una niñita de tu edad entonaba la escala tonal…»

Doña Pluma Alas Doradas emerge de un Corazón, un Corazón que cicatriza con luz. La luz que apaga una vida. La luz que enciende el candor.

Un Corazón Blanco lleno de Luz y de Amor.

Un Corazón Alado…

Written by:

2.629 Posts

View All Posts
Follow Me :

2 comentarios en «Alas de corazón. Por María Calle Bajo»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *