Estaban corriendo por los campos mágicos de la esperanza sintiendo el roce del viento en las mejillas. Allá están ellos los que dispusieron tu muerte. La tenebrosa desaparición y tortura, pero no pudieron porque mil rosas florecieron trepándose al pensamiento, dibujando estrellas y elevando el canto recorriendo viejas veredas. No pudieron. Renació la lucha en espacios de tiempo construyendo el grito, que tal música, penetre dulcemente los oídos. No pudieron porque a pesar de ellos nos encuentran abrazados, instalando memorias, aferrados al juego comprometido de la militancia hasta que amanezca propicia el alba caminando junto a nuestro pueblo. No pudieron.