Una devaluación no es solo económica, sino también emocional, social y política. La devaluación la hizo Massa, pero los discursos violentos encarnados en la figuras de dos candidatos a presidentes como Javier Milei y Patricia Bullrich, también son una devaluación. Una devaluación de la vida. Nos pasó el miércoles cuando mataron a Morena. Nos pasó el jueves cuando se “murió” un manifestante en el Obelisco y cuando mataron a un cirujano en su casa. Y en tantas otras muertas que hacemos como si no pasaran y los candidatos y funcionarios creen no tener nada que ver. Y en ese contexto fuimos a una elección. Y lo mejor es que la gente se exprese y que les dé un llamado de atención a los políticos y milite, opine y participe si le gusta más uno que otro. O no. Pero vamos a hacer una mejor democracia si participamos todos. Y estaría buenísimo que se expresen también los 11 millones de argentinos y argentinas que no fueron a votar en las PASO. Incluso las personas que impugnaron el voto o votaron en blanco. Y por supuesto, están en su derecho de hacerlo, pero antes de volver a hacerlo piénsenlo. Porque el mayor problema de una sociedad no es que sus candidatos sean agresivos o violentos, sino que una sociedad avale esos comportamientos. Probablemente alguien que estacione en doble fila en la puerta de un colegio pretenda cumplir menos normas que los demás. O esté muy apurado o no piensa en el otro. Y a lo mejor del mismo modo fue a votar. Seguramente la devaluación del 22 por ciento del peso argentino un día después de la elección no fue por el 30 por ciento de votos que sacó Javier Milei, ni porque Patricia Bullrich le ganó la interna a Horacio Rodríguez Larreta. Sino porque Sergio Massa ya lo tenía acordado con el Fondo y lo estiró hasta después de las elecciones y hubiera hecho lo mismo si salía segundo, tercero o ganaba. Y detrás de una devaluación hay un padre que le iba a comprar unas zapatillas nuevas a su hijo y no pudo. O una madre que en vez de comprar carne picada tuvo que comprar arroz. Y Massa lo hizo porque le prometieron un desembolso de 7500 millones de dólares del Fondo Monetario que le permitirá aguantar la economía argentina hasta fin de año y seguir siendo competitivo para intentar ganar la elección. Y ahora acordó aumentos de precios de un 5% mensual por 90 días. Lo mismo hizo en la elección pasada Mauricio Macri, le pidió una millonada al Fondo que despilfarró en las elecciones generales y ahora tenemos que pagar todos y encima él no ganó. Y lo mismo puede pasarle a Massa. Hoy los analistas políticos, periodistas y consultores de opinión se preguntan: ¿por qué ganó Milei?. Y Milei ganó por el fracaso de los dos frentes mayoritarios, el desastre económico y el juego mediático. Pero ganó por poco en una competencia de tres con Bullrich y Massa. Y Bullrich le ganó por un poco más a Larreta, pero quedo debajo de Milei. Y eso puede cambiar en las elecciones generales. Lo que no estoy seguro si puede cambiar es la locura y la agresión. Ayer lo vi a Ramiro Marra en el programa de Maxi Montenegro canchereando que él tenía tantos votos. Cuando en realidad los votos no son de él, sino de personas que decidieron votar a uno u otro candidato en las PASO. Después lo vi a Javier Milei en un mano a mano con Rodolfo Barili hablando pausado cuando antes gritaba. Cambio de estrategia, surmenage, delirio mesiánico o nueva medicación. Ahora también vamos a empezar a hablar de su ex Daniela, sus perros y su hermana Karina, encargada de reunirse con el FMI que lo contactó. Ahora también parece que Patricia Bullrich se arrepintió de las cosas que le dijo a Larreta y se dio cuenta que una interna feroz con Horacio no favoreció a Juntos, pero si a ella para ganar su elección. Aclaro que yo no voté a ninguno de los tres. Pero anticipé lo que iba a pasar en mis columnas sobre candidaturas y candidatos. Y que los más agresivos (Milei, Bullrich) se iban imponer sobre los moderados y con responsabilidades de gobierno (Massa, Larreta), porque la sociedad argentina está así. No hace falta decir que soy profundamente democrático, pacifista, que en mi actividad promuevo el debate, la argumentación y que se expresen todos y todas, que tengo una mirada social y amorosa sobre la vida y que intento poner poesía donde no la hay. Y lo que les pido a los que no fueron a votar es que vayan el 22 de octubre. Y si quieren que gané: Massa, Bullrich o Milei, vótenlos; pero si los votaron porque estaban apurados como el señor que estacionó el auto en doble fila en el colegio o por enojo, revéanlo. También están Schiaretti y Bregman. Y si no quieren una sociedad violenta, endeudada y devaluada, piénselo. La política se hace con candidatos y con actitudes. Cambiemos nuestras actitudes y hagamos que ellos también las cambien, si no podemos cambiar a los candidatos hoy.