Manifiesto de Susana Rebequi

Manifiesto de Susana Rebequi

Pisciana inquebrantable, de esas, que las sacas con la simple acción de observarla: volátil, soñadora y romántica.

Siempre me llevé por la intuición más que por la razón, con el poder de la observación o el oído despierto para escuchar a otros -másque a mi propia voz; con ese simple hecho, ya delimitaba mis motivaciones hacia los demás.

¡Guarda! No siempre me ha salido bien esa mirada. En muchas ocasiones me fue muy mal, pero, a pesar de ello, no bajé la cabeza.

Soy resiliente porque considero que siempre se encuentran herramientas para volver a observar, corregir e intentarlo una vez más; pero, ante hechos de muerte – tema del cual no me gusta hablar y me ha pegado bastante cerca en los últimos años-, me cuesta tomar el camino nuevamente. Digo que no me gusta hablar de ella, pero cada día, doy más ejemplos del por qué tengo que hacer realidad mis anhelos hoy.

Y ¿Cuándo? me pregunto… si mañana, quizás no pueda…

Y puedo. Y ese “sí puedo”, marca mi diferencia, a pesar de los temores que se respiran en mi entorno…

Siempre priorizo la familia. Familia de mi entorno bien cercano, amigos que he elegido como hermanos.

Pero también apareció la mirada desconfiada- que no sabía que tenía- ycon mi propia experiencia, supe acomodar sobre mis hombros.

El amor de pareja, es otra cosa: no está considerado de “primera mano” porque me han hecho comprender que no siempre somos prioridad.

Vive en mí, existe una dama de otra época, me preparé para enfrentar aquellas vicisitudes que pudieran aparecer; siempre he dicho que esa canción de antaño que cantaba de niña, el “arroz con leche” lo completo y lo supero.

Mujer que, con muchas dificultades, mantiene su casa e hijos; mujer que no se sobresalta si hay que hacer un trámite, cocinar o revocar una pared; que le gustan las manualidades como tejer, bordar, coser, cocinar y por que no, abrir la puerta para ir a jugar cuando la ocasión lo amerita.

La misma mujer que tiene un título de decoradora de interiores y solo utilizo para organizar los espacios de su propia casa.

La que quiso ser matemática y no pudo porque sus padres no permitieron que llegara cerca de la medianoche cuando trabajaba jornada completa.

Mujer que quiso tener con solo veintiún años, su propio departamento y era mal visto que se vaya a vivir sola (tampoco se lo permitieron). Al año se fue… casada por supuesto.

Y así pasaron los años, aletargando sueños que costaron mucho esfuerzo lograrlos.

La escritura nunca fue el motor que guiara ese camino. Puedo decir que escribía, sí, pero desechaba todo aquello. Soñaba las palabras hasta estamparlas sobre una hoja; luego, eran embocadas en el cesto de basura. Nunca fue mi primera intensión escribir; mucho menos vivir de ello.

La escritura es estimulante y ha logrado curarme heridas vivas. Ha transmitido sentimientos con otros; ha tirado redes.

La escritura ha sido fiel a mis principios y es el mas claro testimonio de quien soy.

Vuelvo a señalarme como romántica, sensible, volátil. Pero ese vuelo no es permanente; vuelvo a pisar firme enseguida y, con el correr de los años, considero que la pisciana se esconde detrás de la ariana ascendente que vive en mí.

A pesar de ello, manifiesto que soy una persona con la que se puede contar. Soy solidaria cuando la ocasión lo amerita; acompaño a caminar si mi presencia es útil y cuando asumo compromisos… simplemente, ¡Susana va!

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