Hay una tendencia a pensar en la política argentina que los economistas nos van a salvar de una crisis eterna. Inflación, recesión, emisión monetaria, falta de dólares, déficit fiscal, desempleo, pobreza, acumulación riqueza en pocas manos, falta de distribución o mal hecha, presión impositiva, evasión, trabajo en negro, fondo monetario, créditos impagables, fuga de divisas, etc. Y en ese contexto la postulación a la presidencia de un abogado como Sergio Massa devenido a economista o superministro de Economía, cierra. Apoyado por Alberto y Cristina y un kirchenismo disidente por necesidad y urgencia. El otro es Javier Milei, economista libertario más mediático que liberal, pero que seguiría la tradición del economista candidato como lo fueron alguna vez Alsogaray, López Murphy, Cavallo, Lavagna, etc. Que no ganan pero que salen terceros y ofician de árbitros en un futuro balotaje y marcan la agenda. De más está decir que cuando el Estado paternalista fracasa las soluciones posibles se derechizan y enseguida hay que achicar el Estado, devaluar, bajar impuestos, echar empleados públicos, buscar ñoquis, quitar planes sociales, dejar de pagar subsidios, etc. Y cuando sacan subsidios las clases medias más afines a candidatos como Massa, Milei, Patricia Bulltich o Larreta, se dan cuenta que ellos también estaban subvencionados, no solo los planeros, pobres, negros, etc; y se olvidan del más del 60% de subvención que tienen los colegios privados, prepagas, servicios públicos, transporte, etc. Y que en una economía de libre mercado ellos también estarían haciendo la cola en el ANSES, en los hospitales, en las escuelas públicas, en las universidades nacionales y en los medios de transporte, porque no les va a alcanzar. Y los más “cool” se harían los ecológicos por un rato y harían una dieta saludable, volverían a los campings y sacarían la bicicleta. Porque al IFE y al Pre-viaje se anotó la clase media. Pero en ese contexto de alta inflación poner estas ayuditas es como los supermercados cuando dan ofertas los martes con tal o cual medio de pago o cuando abren paritarias seis meses o un año después o devuelven impuestos a las tarjetas. Mejor sería que no aumenten las cosas. Porque este negocio le cierra a los empresarios y al gobierno. Los empresarios nunca pagaron tan bajos salarios como ahora. El sector público nunca pago sueldos tan bajos como este año. Y el Estado parece que da beneficios puntuales en lugar de dedicarse a solucionar los problemas. Salvo que llame Washington y nos mande más plata para mal gastarla en campaña como hizo Macri en 2019 y ahora Massa (o Alberto). Para otros candidatos como Patricia Bullrich más ligada a modos retóricos como los de Cristina o Carrió, la solución es política. Y tira mensajes de que ella es valiente, fuerte, firme, segura. Todo lo contrario de su adversario en las PASO, Horacio Rodríguez Larreta, al que acusa de tibio, blando y al que le temblaría el pulso para hacer los cambios que la Argentina necesita, aunque el cree que es un buen gestor. Y si te dejás llevar por los carteles de la izquierda: Myriam Bregman o Manuela Castañeira, podés diferenciar enseguida al sector que necesita. Y uno pide jornadas de 6 horas a lo Dinamarca, Países Bajos o Noruega y el otro reclama un salario mínimo de $500.000. Pero como las campañas las ganan los que tiene más plata o contratan un buen publicista, más gente pegando carteles, más fiscales escondiendo boletas o quienes logren hacer que sus mensajes prendan. Esos carteles fueron tapados enseguida por otros de los principales candidatos a intendentes que se postulan en Lanús: Álvarez, Balladares, Russo, Kravetz, etc. Dejando en evidencia que un precandidato de un municipio del conurbano puede tener más guita para comprar afiches que un sector de la izquierda. Si hasta Lilita Carrió, precandidata a Diputada por el Parlasur por Juntos por el Cambio por la lista de Larreta, dijo que ella no era candidata a presidenta porque no juntaba la plata para hacer las boletas (cuando esa plata se la da el Estado y supongo se refería a las que hacen los partidos y te las tiran como propaganda por debajo de la puerta) y que hacer un cartel y que lo peguen sale $ 1.800.000. Y acusó de pornográfico el hecho de pegar entre 4 o 5 afiches por cuadra en Santa Fe, refiriéndose al candidato Pullaro de Juntos por el Cambio por hacerlo. Y ella leyó a Lipovetsky y por eso lo de obsceno. No como la mayoría de los votantes que ante la crisis, la desorientación, la saturación de información, la falta de interés y los problemas cotidianos terminarán votando por la primera asociación que se le venga a la mente. Y será Bullrich “firme” o “asesina” (por Santiago Maldonado), Larreta “buen gestor” o el que “mató a Favaloro”, Milei: “político nuevo anti casta” o “loco de mierda”. Massa “piloto de tormentas” o “garca”. O Bregman: “mujer luchadora” o “burócrata troska”, etc.