Entre mil voluntades y una razón, te elijo
Entre problemas y una cancion, te elijo
Entre lo antagónico y lo superfluo, te elijo
Entre caminos de luna o perpetua oscuridad, te elijo
Te elijo todas las veces en que me equivoco
Todas las veces en que no quiero verte
Todas las veces en que me voy y regreso
Todas las veces en que supongo que no me quieres, te elijo
Todo los domingos en que no camino a tu lado, te elijo y te hablo y reímos, tomando helados
Cansado, sudoroso y hambriento, entre mil perfumados, te elijo.
Callado, burlón, nada en serio y me enojo, pero te elijo, otra vez
Entre los celos y mi cobardía, eres tú la vida mía
Amanezco en tu voz y bendigo la gloria de elegirte si el día es contento o es adverso
Elegirte, es abrir el corazón para amar al mundo y las cosas buenas
Te elijo por cómoda y quererte se me hace necesario
Te elegiré en la última carrera de metros planos y con vallas, aunque no haya ningún evento
Elegirte, es escuchar el río desde el alba y en su cantata reconozco tu nombre pronunciado en los remansos limpios de la imaginación
Te elijo y te sigo por las calles de tus pueblos y ciudades donde empecé la urdimbre de los primeros puntos de tu nombre porque yo te quise mío
Te elijo en medio de las melodías de los pianos ausentes y estás allí presente como si al alejarte, aparecieran los violines en fuga como cuando te fugas y eres humo y yo vuelvo a elegirte
Te elijo hombre-niño y a la inversa dependiendo de sí quiero quererte o necesito amarte
Entre todos los cariños que tuve y en los que hubiera, no quiero discernir porque ya te he elegido
Brote de siembra, germinación en el alma mía, riego temprano, floresta que ríe, hombre complejo, de mis sencillas letras no te avergüences porque son mías. Entre mil que les guste y en ti se deslicen, ¡maldita sea!, yo he de elegirte, pedregal con flores, lucecitas de barcos, eslabón de castillo viejo, te sigo eligiendo todos los días y amén.
Las noches, también.