Feliz día del escritor. Me regalo y les regalo esto
La palabra es existencia
El calvario del fantasma que masticaba ansiedades heladas se ha callado en medio de la noche de las 2 y media.
Los ojos de Julian miraban en todas las direcciones posibles buscando encontrarlo,
rogando no encontrarlo,
simulando estar calmado,
con la gota en la sien rozando el miedo, preguntándose miles de posibilidades para escapar si es que el espectro rompe con la realidad.
El ente antes de entrar en el, le dijo al oído
– La palabra es existencia que se extiende entre los animales arropados por el sueño, si no tienes nada bueno para decir, calla ya tu respiración temblorosa-
y el así lo hizo, no se sabe si habrá sido por el miedo o porque se dio cuenta de que su vida era un cuento mal hecho,
se ha rendido ante su voz,
se ha apoderado de su identidad,
se vuelve uno con el mundo material,
conversa con ángeles y demonios
hasta encontrar la idea que brilla como foco incandescente e ilumine la carretera de esas historias perdidas, escritas en las calles de noches profundas, iluminadas por la melancolía, en un zigzaguear solitario en medio de la inmensa oscuridad.
Descubre a cada paso la idea. Los ojos sienten ese miedo sin voz, en cada casa por donde pasa, advierten el movimiento fantasmagórico de esas estelas poderosas, ráfagas de energía agitan hojas a su paso.
Obra que trasciende el olvido, la soledad, desde las entrañas del que lo escribe, de hojas que viven y sienten a cada paso,
en cada relato.
El sueño a encontrado a su dueño
en la noche sonámbula.
Sus palabras se desnudan
ante los ojos del lector
y queda atrapado en la historia
finamente elaborada
desde el cuarto oscuro del solitario
que se alimenta de vidas humanas,
que le llegan convertidas en tinta
y luego en palabras.
Frases que teje hasta convertirlas
en poesía, cuentos, novelas.
Fervor de entramado toma vida propia,
se siente humano,
quiere conversar con la soledad,
con la ausencia,
ser lo cotidiano en la ciudad, en el pueblo.
Volar por escenas reales y gritar
¡Aquí estoy!Estoy vivo.
He vivido para contarlo.
Trasciende el olvido,
pasa a formar parte del aire que respiramos,
ha alcanzado lo humano,
siendo onírica llama
en los limbos de libros por existir,
libros caminantes que esperan hablar
con lo real, con la vida y la muerte.
Olvida su mueca en las máscaras gastadas.
La luz de lo imposible invadió su cuarto
resurrector de oníricas tundras vencidas.
Penumbra que hablaba con su mal viaje,
con su mal amor.
Insólito grito penetra el muro como ariete dispuesto a quitarle la corona a la muerte.
Cabalga triste por soledades
que no le pertenecen,
inundado hasta el cuello
de preguntas asesinas.
Marea que marea el rostro de su sueño precoz, vivaz rayo quema las cortinas
donde se interpreta la doctrina del invierno
en que la geometría muere congelada
desmintiendo la eternidad, pero,
aún así queda guardado en la memoria
de quienes vieron en el un vehículo
para llevar sus historias frágiles, peregrinas, que cada tanto se pierden en sombras.
Versos que han alcanzado la carne,
que han superado la supremacía de la vida
a pesar del engaño de la muerte.
Desde CABA, Argentina