El impulso a escribir, en mi experiencia, fue inicialmente una forma de expresión
del inconsciente, digo esto, de manera genérica, sin ninguna pretensión académica por
supuesto; porque los primeros poemas surgieron de forma espontánea, sin proponérmelo,
fue una forma de expresarme. De un día para el otro, me vi escribiendo versos. Y digo que
fueron una expresión del inconsciente, esos primeros versos, porque por un lado, no había
ninguna idea preconcebida, eran palabras o frases que escribía y que a medida que se
desarrollaba el texto, iban cobrando sentido o podía darme cuenta por donde iba lo que
escribía.
Claro está que la experiencia de escribir algo, sin saber a dónde nos llevará el texto,
es una característica de toda escritura de ficción, cuando se escribe un cuento, una novela, o
el género que fuere, no sabemos necesariamente, hacia donde va; pero a lo que me refiero,
es que generalmente en el cuento o la novela uno puede tener una idea preconcebida, se
puede tener un croquis armado, una hoja de ruta. En cambio en los textos poéticos, en
general, es mucho más espontáneo.
Esos primeros versos, iban acompañados por los sentimientos, lo emocional es otra
de las texturas que a mi entender tienen la poesía, más allá de si somos más o menos
creativos, lo emotivo o vivencial, es una componente permanente de los textos poéticos.
Digo esto, a manera de diferenciación, con el cuento o con la crónica y el relato, que
tienen otra estructura, en ellos uno está contando algo. Seguramente, también, expresan
trazos del inconsciente, – y aquí hay varios amigos psicólogos, que no me dejan mentir por
cierto -, pero el cuento tiene sus formas, su estructura, su trama, lo mismo que el relato y la
novela, desde ya.
En la poesía, en general, hay pura emocionalidad, uno expresa los sentimientos, los
deseos, las convicciones, y también ideas.
Pero se expresan de una manera imaginativa, la imaginación, como ustedes saben,
es otro elemento central de los textos poéticos, es decir, las palabras se van encadenando
de una manera “libre”, espontánea, no se usa el lenguaje de la manera habitual, en alguna
medida subvertimos la realidad; para que se entienda, si decimos: “los peses nadan en un
valle seco de la luna”, estamos revolucionando el orden “natural” de las cosas, el sentido
de lo real.
Es tal vez una manera de crear un mundo nuevo, uno que tenga otra ética, otra
estética. A veces resaltamos, los colores, los sabores, otras, convertimos ramas en brazos,
por ejemplo, o cuando abrimos una ventana donde no la hay.
Otras veces, nos hacemos preguntas, sobre la existencia, sobre lo injusto de la
realidad en la que vivimos, porque ciertamente este mundo, es un mundo muy injusto. Y
es aquí en donde incluimos, nuestra visión de la realidad, nuestra forma de ver las cosas,
nuestras ideas, nuestras convicciones más profundas.
También está el tono en el que nos expresamos, la forma, puede ser más
costumbrista, paisajista, realista, romántico, testimonial, político, etc. etc.
En mi caso lo existencial es lo que prepondera, lo que surge de mis versos, porque
además de lo emocional, que es una materia indispensable del arte poético, la existencia,
el mundo en que vivimos o cuál es el sentido de las cosas, es lo que alimenta mi escritura
poética.
Hacer preguntas sobre la existencia, sobre lo que vemos, sobre lo que sentimos,
sobre alguien o algo, es filosofar, es decir, también la poesía, puede tener una intersección
con la filosofía, sobre el porqué del orden de lo humano, o de todo lo viviente, del orden
natural, y también de lo inerme.
Otro rasgo característico, en lo poético, a mi modo de ver, es la musicalidad, y no me
refiero a la rima, que en muchos casos esta en desuso, sino de si tiene sonoridad, si los
versos se van desgranando, de una manera rítmica, eso es, si tiene ritmo. Muchos textos
poéticos se convirtieron luego en canciones, como todos sabemos, pero la musicalidad es lo
que se denomina “La lírica”.
La belleza y la miseria, de todo lo humano y del ámbito natural que nos circunda,
tiene una estética, es un ingrediente más que puede diferenciar a los textos poéticos, de
otros géneros; pero como decía Paco Urondo, “a la estética, ética”, es como una expresión
de principios, podemos expresar algo estético pero debe tener una ética, debe tener una
valoración, a mi entender, no es cuestión de describir algo de manera bella, solamente,
sino que debe decir algo, dar un testimonio.
Además, suele ocurrir, que la propia estructura de los versos o las estrofas, se
escriban de una manera irregular, es decir, cuando un verso se destaca o sale de margen,
es porque un verso puede ser más significativo o especialmente imaginativo, y esto hace,
también, a la estética del poema.
Después suele suceder que cuando escribimos, el texto se vea desbordado, es decir,
que un poema se extienda o que el tema sobre el que estamos escribiendo requiera de
otros capítulos, y es ahí en donde surgen las series de poemas, que a manera de saga, el
tema sobre el cual estamos escribiendo se extienda y nos acompañe por un tiempo, porque
requiere de varios episodios. Y en ocasiones, el texto puede cobrar otra dimensión, y se
convierte en relato, en cuento o incluso prosa poética, y terminar siendo una novela. Es aquí
donde puedo destacar, la influencia que tuve al leer los textos del Gran Ray Bradbury, que
como sabemos su prosa poética es de una gran belleza.
También se puede mencionar, con respecto a la conjugación de los distintos géneros
literarios, en los que en una novela, por ejemplo, se incluyan versos poéticos o se desarrolle
un breve ensayo. Algún texto de Ricardo Piglia es ejemplo de ello.
O bien, como en el caso de este libro, es un acontecimiento que toma la vida por
completo, como cuando un poemario de extiende a lo largo de todo un libro, como por
ejemplo, el “Canto a mí mismo” de Walt. Whitman. Como fue, La Pandemia y la cuarentena,
y entonces ahí lo que escribimos, puede, como es el caso, no solo abarcar series enteras de
poemas, sino abarcar el libro entero.
En este poemario, INTEMPERIES, poemas en cuarentena, hay series completas que
fueron escritas en ese tiempo, e influidas por ese estado de cosas.
Pensemos que recién estamos saliendo de la pandemia, que se llevó
lamentablemente, 20 millones de vidas, y como sabemos, el capitalismo, que al decir de
Pedro Saborido, “Nosotros no vivimos en el capitalismo, el capitalismo vive en nosotros”.
Ese capitalismo, que claramente produjo la pandemia, por la devastación de la naturaleza,
también, es el que aprovechó, su voraz e inhumana característica, para concentrar aún más
la riqueza, y aumentar de manera geométrica la pobreza.
Así es que toda la primer serie de poemas del libro, por ejemplo “Un mundo
Vacío”, “El muro”, “En la cima del mundo” o ¿Puedes ver el cielo?, fueron escritos no solo
en la cuarentena, sino con esa vivencia del encierro, influidos por esa incertidumbre.
Pero también, lo que pasaba en nuestro país y en el mundo durante la pandemia,
como el poema dedicado a la muerte de John Floyd, el afroamericano asesinado en EEUU
en Mayo del 2020, llamado “La tierra encarnada” o lo que sucedía con el flujo del dinero
mientras la pandemia asolaba al mundo, con el poema “En la cima del mundo” o los
sonidos que se podían escuchar en la noche, cuando estábamos encerrados, como el tren
que recorre el barrio de La Boca, en “Los sonidos de la noche”.
Hubo también un fenómeno que se produjo en Pandemia, que bien mirado, fue
algo muy positivo en medio de tanta desolación; que fueron las colaboraciones, el
encuentro de músicos de escritores, poetas, dibujantes, pintores, fotógrafos, con los que
compartimos el arte que hacemos.
Así fue, que de esas colaboraciones, surgieron poemas escritos o motivados por
dibujos o pinturas o viceversa. Los que compartimos, por ejemplo, con Sebastián
Echeverría, y aquí debo mencionar a él y a Laura Bettini, por su generosa colaboración en
el arte de tap; el libro se ve realzado y embellecido, por esta contribución.
También quiero mencionar la colaboración que tuvimos con Facundo Jalil, sobre sus
fotografías del tren del Oeste, que después se convirtieron en corto metraje, y en el libro
que publicó posteriormente, llamado OESTE; esa cooperación, dio origen a la serie llamada
“La Maquinaria”, que está incluida en el libro.
La serie que da nombre al libro INTEMPERIES, también fue escrita en pandemia, y
creo que allí está expresado, todo lo que en mi es la expresión poética, la cuestión de la
existencia, el tema político y la crudeza del mundo, lo emocional, pero también, la belleza
o la salida que se puede encontrar, incluso, ante una circunstancia tan adversa por la que
tiene que atravesar el género humano.
Por eso, por lo que somos y compartimos, por el mundo que padecemos, pero en el
que, justamente, intentamos encontrar el lado bello; si tenemos la suerte de poder verlo,
percibirlo, representarlo, narrarlo, pintarlo o cantarlo. Por esa realidad que nos atraviesa, es
que quiero celebrar con la publicación, de este mi primer libro, los 40 años de Democracia,
que se cumplen en este año.-
Desde CABA, Argentina