CABEZA DE TAPARO.
Así dicen al tapado, al que es duro de mollera, que el aprender lo repela, y es es de la mente cerrado.
Después nos hemos enterado, que hay ritmos y tiempos distintos, que enseñar es laberinto, con accesos muy variados.
Cuántos que eran algo tarado, cuando le cogió el gustico, se destapó al infinito y fueron muy destacados.
Como al revés que lumbreras, por un error de costumbre, conocieron el derrumbe y frustraron su carrera.
El talento hay que pillar, y jugando a la sorpresa, acentuarle en la cabeza, su propia forma de brillar.
Pero ya para cerrar, lo que sí se ve bien malo, es que un hombre ya formado, se negara a pensar.
¿Para qué llevan cabeza?, si no quiere ni leer, debería de nacer, ya con una calabaza.
Desde Guanta, Anzotaegui, Venezuela