El próximo 20 de abril nuestra querida institución cumple sus bodas de titanio. Sí, setenta años de inclusión, de acompañamiento digno y fraterno a la familia, de reivindicación absoluta de derechos, de apertura permanente con la comunidad y aunque no todo fue color de rosa en estos años (hubo inconvenientes); siempre se buscaron y encontraron las soluciones de manera plural, democrática y dialoguista.
Hoy regresamos a nuestro querido Almafuerte y nos sentimos profundamente conmovidos/as porque dos colegas muy preciados dejaron de pertenecer a la escuela, siendo que las razones de sus desvinculaciones reflejan ineludibles injusticias arbitradas por el equipo de representación legal/asociación cooperadora.
Inmersas/os en este contexto, consideramos imprescindible manifestar que nuestro gran compañero/vicedirector, Gabriel González, siempre representó con profunda convicción, excelente predisposición y profesionalismo el ideario de esta escuela, asumiendo una perspectiva pedagógica situada en función de las necesidades de los/las estudiantes. Sin embargo, se vio compelido a renunciar a su cargo, pues el equipo que eventualmente toma las decisiones dentro del colegio no apoyó su desempeño ni le brindó garantías de continuidad laboral. En definitiva, lo dejaron solo en virtud de un “proyecto” cuyos propósitos priorizan los intereses de este reducido grupo.
Asimismo, a la profesora/preceptora Rocío Márquez le comunicaron en el mes de febrero que iban a prescindir de su trabajo, argumentando que buscarían (o ya habían encontrado) un “varón” para cubrir el cargo. Sostenemos que ese argumento es injusto, antidemocrático, sexista y contrario, innegablemente, a los lineamientos de la ESI y a toda la política curricular bonaerense.
Ahora bien, estos no son episodios aislados sino que se inscriben en el marco de una gestión cuestionable desde diferentes aspectos; por cierto, numerosas anomalías así lo demuestran (falta de validación de la firma legal durante 2 -dos- años, motivo por el cual aún siguen demorados los trámites de las jubilaciones y certificaciones de antigüedad; frecuentemente cobramos después del quinto día hábil, sin que se respete la ley de trabajo; algunos/as hemos percibido descuentos inadecuados; el año pasado, por primera vez en la historia de este colegio, muchas familias recibieron cartas documentos ante las dificultades para abonar las cuotas e irregularidades llamativas en las instancias de renovación de la cooperadora).
La enumeración es más extensa, aunque solo agregaremos un dato alarmante y concluyente: desde el año 2019 la constitución del equipo directivo ha variado notablemente, de hecho, hasta esta fecha ya fue conformado por 4 (cuatro) directores/as y 4 (cuatro) vicedirectores. Esta realidad ratifica de forma cabal tanto la inestabilidad del “proyecto” institucional como la visión unilateral de quienes toman las decisiones, más aún si atendemos a la situación contemporánea; se fue nuestro preciado vicedirector y la directora expresó durante la primera jornada de este ciclo lectivo que las/los integrantes de la comisión cooperadora/ representación legal le impiden gestionar en concordancia con el ideario de Almafuerte, poniendo trabas a su labor cotidiana.
Finalmente, es fundamental reflexionar sobre todas las irregularidades destacadas, contemplando que nuestra institución recibe el 100% de subvención estatal y es administrada por una asociación cooperadora cuyos participantes son susceptibles de renovación cada año en asamblea (no hay dueños/as). Frente a este panorama de significativas problemáticas sostenidas en el tiempo, la posibilidad de cambio es una gran esperanza que nos une, a fin de reconstruir el tejido democrático e inclusivo de nuestra querida comunidad educativa.
“No te des por vencido, ni aun vencido”.
Cordiales saludos, Albornoz Walter, Ponzone Carla, De Simoni Paula, Fiore Alejandra, Gimenez Sebastian.
Fuente: Pilar a Diario