La lluvia moja las lágrimas de una despedida, ésta no se ve en la triste mañana.
Se apagan las almas más amenas y quedan sólo las que ríen, las soberbias.
A caso , ¿qué pensabas? ¿Qué no iba a irse? No con la tormenta pegándole en la narices.
El rayo que cae en plena tierra,está oscuridad inmensa que atraviesa hasta los pensamientos; no me dejan ver.
Es tal el caudal del agua, la neblina que me acapara que no puedo ver.
¿Dónde estoy? ¿Quién es él?
Recuerdo sus pantalones, su camisa, sus zapatos, pero no su rostro ni el calor de sus manos.
Lo olvidé, ¿cómo se llamaba….? Eh… Miguel…. no, no, Rafael…. no, no…
No me lo dijo, sólo se fue. Justo en esta mañana tormentosa como la vida que llevo.
No hay licor…está vacío. En la heladera no hay nada está vacía. Parece una casa deshabitada.
No lo sé, sólo estoy en bata. Así tal cuál me dejó él.
Más tarde cuando la tormenta de afuera y de adentro calme, me ducharé , quitaré para siempre el olor de su piel en mi piel.
Se dejó sobre la mesita cigarrillos, también su encendedor.
Es un misterio su nombre se me ha borrado, todavía puedo verlo cruzar ka tranquera a caballo.
Cómo se llama? No lo recuerdo. Es esta tormenta que me desborda de sentimientos confuso, recuerdos que no lo son , sensaciones solo eso, sensaciones que recorren mi cuerpo.
Se marchó ese día a pesar de la tormenta, tenía que irse…debía entrar a los animales al corral.
Fue repentina la fuerza de la naturaleza, y él no pudo contra ella.
Se fue… pero no recuerdo como se llamaba.