Las tazas recomponiéndose del desayuno. Todavía en la hornalla trabaja la pava.
Huele a café, tostadas horneadas y huevos.
Huele a familia, a apuros y desenfreno.
El amanecer está pálido, un pájaro que canta de vez en cuando, aleteando sus alas.
Lo escucho desde la ventana de mi cuarto. Todos se han levantado temprano. Pero yo espero…espero…
No sé bien porqué lo hago, lo cierto es que lo estoy haciendo. Ahora canta otro pájaro casi enojado, desde la medianera.
Enojado, sí. Pero el enojo no va para un pájaro, quizás sea una señal de aviso para los otros, un peligro eminente el cual los pone en riesgo, entonces avisa.
Ya no protestaba volado, tal vez otro jardín o a otro balcón o ventana.
Ciertas veces , pienso que si fuera yo un pájaro me daría miedo volar; sería devorada rápidamente por un gato o animal del lugar.
Pero hay otra veces, en que me siento atraída por su vuelo y entereza.
Hasta para morir la tienen. No se entregan fácilmente. Ahora suena un canto diferente debe ser otra especie de pájaro. Definitivamente no es la misma. Su voz, es más gruesa, pasó volando. Fue como un canto acelerado. O un saludo a otros de su especie, quizás a una flor, a una abeja,o simplemente a la vida.
Después otro caso, son las palomas, que se pavonean con gracia, como si fueran viejas señoras de sociedad.
Me las imagino con cartera y sombrero ,
Por que no? No se usa ahora, pero ellas visten de antaño. Llevan las ramas de lis árboles a su nido.
También salen todas las mañanas a ganarse el pan,trabajar para que sus pichones no sufran hambre, ni calor o frió, en tal caso, que una tempestad no arrase con el nido quedándose sin casa en la calle, como los humanos.
Empieza el día, allí siguen cuchicheando entre ellos .
Deben vernos como bichos raros.
Todavía la cada huele a desayuno, se escuchan otras voces de otras casas,; niños hablando con sus padres.
Es de día hay que levantarse.