Carta abierta de Gabriel Ochoa a los “Deseos Unidos”

Carta abierta de Gabriel Ochoa a los “Deseos Unidos”

Hay una bestia, un animal que pareciera que siempre tuviera un pié sobre mí cien y cuando
quiera podría clavar sus dientes a mí garganta y sacarlos por mí boca para gruñir de nuevo
feroz el único discurso que tiene.
Me compra cómo villano y me vende cómo héroe, me compra cómo héroe y me vende cómo
villano.
Yo sueño que me levanto y lo corro por la calle con un palo a la madrugada, que a cada paso
me disuelvo en parte sobre el asfalto hasta que de mí no quedan muelas, pelos, huesos ni
nada.
Y despierto al tener, al creer que no hice ningún levantamiento, al saber que la bestia estaba de
verdad, colonial y clerical, casi absoluta en su constante advenimiento.
Y cuando yo estar durmiendo ella continuar agrediendo, cuando yo estar muriendo ella
continuar devorando.
Pero una vez ingresé a su reino descalzo, lo intervine con voz de artista y oficios y le pisé la
cola sobre su altar de sacrificios cuando leí fuerte y sin descanso mí poesía “Deseos unidos”…


DESEOS UNIDOS


Mundos a construir aguardan
después de los que han sido,
a nuestras manos esperan
con propios brazos abiertos
nuestros primeros deseos unidos.
Mientras encuentro todo lo que ansío
y suelto todo lo que no se guarda
y activo los pasos que me elevan y empoderan
desde que soy mi modelo vivo
y enfoco las luces que iluminan
un reflejo fiel o parecido
a los primeros deseos unidos
que a mi espíritu alimentan
cuando no estoy en pasados ni en futuros
empecinado en grafitear la casa blanca.
Pero casi nunca se sabe
de qué material será
la nueva extracción
el nuevo monocultivo
ni el virus próximo
ni el patrón máximo
de cada contaminación
ni el nuevo ser en explotación
ni el nuevo gen intervenido.
Mejor nos examinan,
más se nos aproximan.
Pero todas las carencias juntas
cómo avanzarían
abriéndose paso entre la ostentosidad,
hasta mucho mejor se sabría
quien es quien
y desde que lugar expresa
su amor y anarquía.
No se nos acaba el tiempo
en el séptimo día
para crear nuestro templo
uniendo lo que digas y lo que diga,
una y otra vez por millones de veces
inventando la mía y tú alegría,
cantando temas del indio explotando decibeles,
bebiendo jugo de naranjas exprimidas,
tomando sol sobre las ruinas
del mundo posterior a la pandemia,
celebrando que no fuimos expulsados
aún del paraíso,
que los auriculares todavía tienen vida
y siguen sonando poesías de las mías.
Todas las carencias juntas
cómo avanzarían
abriéndose paso entre la ostentosidad
hasta mucho mejor se sabría
quien es quien
y desde que lugar expresa
su amor y su anarquía.

“Deseos Unidos” de Gabriel Ochoa

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