Vamos abriendo la valija, sacando las cargas y dejando entrar los sueños.
A veces ellos son también difíciles de llevar. Eso no los hace difíciles de cumplir.
Cuando más alto es el sueño, parece más utópico alcanzarlo, pero se puede.
El soñar nos mantiene despiertos con ímpetu, ganas.
Luchar por un sueño es luchar por uno mismo, ser su propio rey mago.
Y quizás, salga de un sombrero de gala el sueño soñado.
Hay que ser perseverante e intentarlo cuántas veces sea necesario.
Nosotros somos nuestros propios reyes magos, que venimos a rendir homenaje al niño/niña que fuimos. El/la que soñó, creyó. A ese le debemos el regalo de no bajar los brazos en ninguna pelea que nos proponga la vida.
Hoy es cuando… mañana es cuando verás los resultados.
Hay un punto, en que lo que no rodea pasar un segundo plano.
Si uno logra cambiar, torcer la vara del destino eso cambia también.
Nadie tiene más fuerza que uno/una mismo/a, ni siquiera lo global.
Está en uno ser Melchor, Gáspar o Baltasar.
La vida es dura, pero estás fechas te recuerdan quién eres, para que estás viviendo.
Desde Ciudad de Buenos Aires, Argentina