Y volviendo a casa…
La jornada de ayer, que debió ser pacífica sin excesos. Festejar con los jugadores, halagarlos. Terminó con los jugadores yéndose volando.
La falta de coordinación de la seguridad, impidieron que la Scaloneta, pudiera festejar su triunfo en Qatar con la gente.
Cómo sí se hizo en el 78 y 86.
La culpa no fue de los jugadores, la cual sus vidas estuvieron en peligro, sino de la dirigencia de nuestro país, que no se vieron desbordados. ¿Acaso, no sabían que esto iba a pasar? Ya había sobradas muestras los días anteriores, cada vez que Argentina anotaba en el marcador.
Hubo heridos, gente colgada del obelisco, dos personas se tiraron dentro de lo que pretendía ser una carroza.
Pretendían comerse al ídolo, como un famoso cuento, la ficción cobró vida.
Con alcohol hasta la médula, bajo el sol.
El que cayó detrás de la carroza, vendado, seguía cantando , mientras se lo llevaba el SAME. Ese individuo estaba contaminado de alcohol . Y cómo él, casi todos. Lo que debió llenarnos de alegría , y saltar cantar festejar con ellos.
Se convirtió en un desastre. Los jugadores en “Peligro” Cómo no se iban a ir volando? Es lo mejor que pudieron hacer.
La gente siguió calcinándose bajo el sol, con una temperatura de 31 grados.
Al llegar a la noche , otra vez intervino la policía tratando de dispersarlos, porque había alguien a punto de matarse en la cima del obelisco. Hubo disturbios.
Algo que debía ser una fiesta para todos los Argentinos casi no fue una catástrofe. Tres millones de personas presentes. La coordinación del festejo no era para cualquiera.
Acá seguimos Argentinos, demostrándonos nosotros mismos co.o sociedad, que no estamos a la altura de semejante premio.
Mostrándole al mundo que somos un desastre como organizadores, diciéndoles que casi matamos a nuestros ídolos.
¿Qué más? Ahora a seguir, cada uno con su vida, su historia la que te tocó. A quién le vas a reclamar? A nadie es tu historia, en el segundo de tiempo en el que se pudo salir de la rutina y festejar la gloria, no supimos hacerlo.
No sé pudo rendir le un homenaje al mejor jugador de todos los tiempos, es argentino, es sangre de nuestra tierra, de nuestros potreros, y quizás sea el último, o quizás Dios nos de la bendición de volver a tener otro Messi, dentro de algunos años. Algunos estarán vivos y otros no. Así es esto.
Se llama vida, y no se desperdicia con alcohol, ni drogas. Flaco, flaca, la vida se vive, se llora , se disfruta. Haber su lo entienden de una vez?
Nos perdimos la fiesta. ¡Qué lástima!
Desde Ciudad de Buenos Aires, Argentina