La noche está calma, hasta que llega la madrugada. Un aire impetuoso con sabor a gloria se saborea en lo labios, encuentra refugio en la sangre.
Los ojos se abren, el reloj marca la seis.
El sol asoma tímido, detrás de la ventana.
Se abren las cortinas, una pava, el mate. Olor a yerba comenzada la mañana.
Sentados uno a uno en fila, atentos al televisor.
Pantalla grande comprada en cuotas pero valía la ocasión.
No hay refugio en la ciudad. Todo es ilusión. Hinchamos por nosotros, por los que patean nuestras ansías, sueños y un honor que nos viene de otra generación.
El Diego mira desde el cielo; aquí en la tierra nos guiamos por el recuerdo que dejó.
Aparecen entonces las sombras de los que estuvieron y ya no están.
Una vez más esperando el milagro que casi se nos da. Otra vez será.
Es que todos necesitamos esta unidad que nos da el mundial en Qatar, lejos muy lejos nuestro pero unidos con los de allá, por la tecnología. Si el bisabuelo viviera? No lo entendería, no es de esta era.
Nosotros nacimos para estar unidos aunque estemos a miles de kilómetros de distancia.
Todos unidos por Argentina. Sin olvidar la lucha de las mujeres allá tan lejos de nosotros, pero tan cerca por la tecnología que nos atraviesa.
Desde Ciudad de Buenos Aires, Argentina
CARTA ABIERTA A MÍ SOLEDAD
La casa es inmensa. Cuido cada detalle para que permanezca así de bella como sus jardines… no obstante la soledad grita tanto que me aturde y me consume. No puedo más, murmuré en un silencio el cual me llevaba a un vacío inmenso.
De pronto, vi mi cuerpo tendido y ensangrentado frente al espejo que dejaban reflejar los últimos rayos de Sol.
BRENDA BEAUVOIR. ( Poeta y Novelista Argentina).
Muchas gracias por la carta, Brenda. Saludos.