Querida madre:
No debo de preguntar cómo estás, porque simplemente sé, que en el lugar donde te encuentras, estás muy bien: Llena de luz divina, de paz, de tranquilidad, de felicidad, de amor; porque eso, es lo que se encuentra, allá en la casa de Dios.
Si bajaras del cielo un momento y te contara todas las cosas que han sucedido, algunas te pondrían muy feliz y otras muy triste…
Sería maravilloso volverte abrazar y escuchar tu voz, como en ocasiones sucede cuando sueño contigo: Te veo tan feliz, tan contenta, tan llena de salud, tan bella y tan joven; me imagino que así estás en este momento.
Tus consejos y tus enseñanzas, todos los días están en mí y varias veces en el día, te recuerdo con infinito cariño; recuerdo tus refranes, tu voz cuando cantabas, las historias que sabías y te recuerdo con nostalgia, cuando escucho alguna canción, que te gustaba; cuando hablo con tu único hermano que queda vivo, porque ya todos los otros se marcharon; me siento feliz cuando mi sobrinito habla de ti, con tanto amor, a pesar de que nació un año después de tu partida, pero siento un gran cariño por ti.
Sí bajaras del cielo un momento, podrías conocer y abrazar a tus nietos John Robert y Salomé; también a tus dos preciosos bisnietos, Joaquín y María Lucía.
Qué bueno que no tuviste que vivir el tiempo de pandemia; con un encerramiento, con un aislamiento, en ocasiones con miedo y sentir el dolor por la partida de parientes y amigos, que fueron a causa de esa enfermedad y no se les pudo brindar ese último adiós debidamente.
Dicen que cuando dejamos este plano terrenal, allá en este séptimo cielo, se encuentra todos los seres queridos y sé que debes estar muy feliz allá, con tus padres, tus hermanos, mi padre y ahora con Juan Felipe, el nieto que se parecía físicamente más a ti; ya se cumplieron diez meses de su viaje a ese mundo espiritual y trece años del tuyo.
Si bajaras del cielo un momento, te abrazaría fuertemente para que sientas, todo el amor que hay en mi corazón por ti; te diría que te amo, que te extraño pero con lágrimas en los ojos te dejaría a partir nuevamente… para que sigas viviendo allá al lado de nuestro Creador, para que estés feliz, contenta, en paz y en calma, joven y bella, sin sentir ningún dolor, sin sentir ninguna angustia, ni sufrir ninguna enfermedad, siendo simplemente tú, feliz muy feliz, en este lugar que Jesucristo dijo que el Padre Eterno, tiene preparados para nosotros.
Sé que no puedes bajar un momento del cielo, porque allá estás en la luz del amor del Padre Celestial, del Espíritu Santo y del buen Jesús; pero si pudieras hacerlo te diría simplemente, muchas pero muchas gracias, por haber sido mi madre, por todo el amor, el cariño y ternura, las enseñanzas que me diste.
Te abrazo espiritualmente,
tu hija que te quiere y te extraña,
Isbelia
Desde Bucamaranga, Colombia