dedicado a Juan Botana
Juan de los pasos buenos,
caminador de los charcos, retador de recovecos,
pedaleando entre las flores del sur,
que brotan con los amigos de mirarse el alma,
las mujeres que se anhelan
y el vino de amar.
Juancito caminador,
el del barrilete que lo mira a los ojos
y le guarda el llanto en esas noches que algún tango
le demora la sangre como el filo de una mala baraja.
Juan de todos y de nadie.
Como el aroma de Banfield entre las alondras.
Juan sin tiempo, como el agua, como la poesía, como los sueños.