Ituzaingó, Año 2002
Ayer recibí el periódico Country Herald de este mes, donde supe de vos, y me dieron ganas de
escribirte, de contarte mis vivencias.
Soy Hércules Astro Darío (a) Puchulo; tengo alrededor de seis años, cruza de pekinés
indocumentado con pequeña perrita cualunque, nací en un barrio humilde de la periferia de
Ituzaingó, en la zona oeste del Gran Buenos Aires, donde vivo con una familia “tipo”: papá, mamá y
dos hijas jóvenes. Cuando llegué ya vivía con ellos Coco, un pequinés puro que las chicas habían
encontrado un domingo de Pascua, atado a un poste… un cascarrabias imbancable… era el
preferido de la vieja… una vez se enfermó de puro gordo glotón y se le cayó el tren trasero… no
podía caminar, lloraba todo el día… la vieja lo llevó al veterinario que diagnosticó que la cosa era
irreversible: Coco no volvería a caminar…debía hacer dieta, pero aún así no había nada que hacer.
La vieja le prodigaba innumerables cuidados: lo tenía sobre un trapo y unos cartones, lo iba
cambiando de lugar a medida que se cagaba o se piyaba*… ni para eso se podía mover… ¡Pobre
Coco! ¡pobre Coco! ¡Pobre Coco, Cocolón! Cantaba ella mientras limpiaba los excrementos de ese
guacho de perro mimado… y a mí… ni bola. Pero un día la vieja se cansó de sacar mierda y pis y de
ver sufrir a su querido Coco y dijo solemnemente “es muy egoísta de mi parte tener sufriendo a
este pobre animalito, no hay esperanza de que se reponga; vamos a sacrificarlo, no es justo
mantenerlo así para no sufrir nosotros”… parece que fueron las palabras mágicas, porque al otro
día Coco salió lo más campante, marcando huella… caminando como si nada… será nomás que
tenía la renguera del perro. Él murió mientras ellas estaban en el sur, la más chica se perdió de
comer un delicioso cordero patagónico, porque se durmió llorando por él… a mí ni un hueso del
cordero me trajeron… Había también en la casa un gato, Felipe, negro y sinvergüenza a más no
poder, que ya murió y hace como dos años llegó un cachorro manto negro, Chucho, al que le di
varias palizas y, aunque ahora es mucho más grande que yo, de vez en cuando le hago la pelea,
hasta que se avive de que si quiere me revuelca.
Estoy enamorado de Flopy, una perrita vecina. Gracias a que ella no es muy leal, en una disputa
por su amor con mi hermano Drupy , perdí mi ojo izquierdo; él no se la llevó de arriba, también se
quedó tuerto. No imaginas las que pasé, mis dueños no me llevaron al veterinario los muy
desalmados, así que estuve un montón de días con mi ojo colgando, hasta que se secó y se cayó.
Encima, ¡no sabes! ¡qué julepe! La vieja me quería sacrificar para que no sufra más ¡mamita
querida! Cada vez que la veía corría a esconderme; por suerte el resto de la familia no aceptó su
propuesta y así salvé el pellejo. Eso me pasó por camorrero, aunque los rivales sean tres o cuatro
veces más grandes que yo, no me achico… me gusta callejear y pelear.
Te cuento que mis amos están pasando una situación económica de terror, son lo que en tu
country llaman “excluidos del sistema”; nuestra alimentación es casi todos los días polenta con
restos de verdura, cáscaras de papa, que es lo que ellos más consumen, con algo de sal y pocas
veces algún hueso pelado, ¡un asco! ¡un verdadero asco! Una vez tuvieron el tupé de mezclar la
polenta con lentejas… tuve que chuparlas y escupirlas… ¡una inmundicia! Estuve una semana sin
dirigirles el ladrido… menos mal que en la otra cuadra vive una señora muy buena, Bety, que todos
los días da de comer a los perritos indigentes y, para una mayor suerte, en la casa de enfrente hay
un chico al que se nota que le caigo simpático y todas las noches me llama ¡Hércules! ¡Hércules! Y
me da algo de comer, con lo cual no la paso tan mal.
Si hablamos de higiene, mi baranda te espantaría… desde el verano pasado que no me bañan…
la excusa es que no tienen un fuentón, están esperando que llegue el calor, mientras tanto ¡me
pica todo! Encima cuando me bañan lo hacen con detergente, ¡sí! ¡Con el mismo con que lavan los
platos! un detergente repedorro*, ¡nada de Ala Magic o Magistral con alóe vera! ¡no! ¡el más berreta! Imagínate como tiene las manos la vieja… ¡y después…! me enjuagan con vinagre blanco, sí ¡con vinagre! ¡me arde hasta el culo!, porque mientras me sacan las garrapatas el vinagre en los agujeros, me hace ver las estrellas. Me gusta salir por la reja que da a la calle e ir a visitar a mi novia, aunque me cueste una pelea con los perros vecinos; también me ligo algunos chancletazos cuando me meto en el baño y desparramo los papeles sucios o cuando, en un descuido de la vieja me subo a la cama de las chicas a hacer una siesta. No tengo una cucha, sólo unos trapos y cartones, que no sirven de mucho… Ojo, todo lo que te cuento no es una queja sobre el trato que me da esta familia; ellos hacen todo lo que pueden, imaginate que, si a gatas pueden cubrir sus necesidades básicas, mal podrían darme una vida mejor… pero lo importante, el amor, el cariño, los mimos, eso sí me lo dan, cada uno a su manera me brindan un amor tan grande que, cuando los veo, no puedo dejar de mover la cola… y vos y yo sabemos que los perros movemos la cola con el corazón. Como ves habemos perros que no vivimos como vos, en una hermosa cucha, con todos los lujos posibles, alimentados con Bacán Plus o Pedigree Gold, que tenemos una realidad muy distinta,
que ni siquiera podés imaginar… por eso decidí escribirte esta carta, para decirte que te portes bien
y agradezcas todos los días tu buena fortuna.
Hércules Astro Darío (a) Puchulo
PD: Me acabo de enterar de algo terrible: que allí, en el country donde vos vivís está prohibido
ladrar y que, para no escucharlos, a los perros les cortan las cuerdas vocales… ¡¿es verdad?!
¿¡¡sí?!!… Entonces… ¡¡¡qué bueno!!! ¡Qué bueno es vivir en este barrio pobre donde somos amados
y se nos conoce hasta la voz!, donde no somos un objeto de lujo más, sino parte de la familia… y si
perdemos alguna parte de nuestro cuerpo es por una fatalidad, o una pelea callejera… ¡qué bueno
es vivir of the country!!!
*piyaba: orinaba.
**repedorro: de muy baja calidad. Ordinario.
***berreta: de muy baja calidad. Ordinario.
**** con Bacán Plus o Pedigree Gold: alimentos de alta gama para mascotas.
Desde Ituzaingó, Buenos Aires, Argentina