“La ultraderecha siempre ha tenido líderes sin curvas, sin voluptuosidad, sin matices en los tonos de voz, sin ternura. A lo alfa, con hombreras, sin piedad. Sus líderes son duros de articulaciones, manifiestan su ansia de poder gesticulando y vociferando, tienen la libido obturada por el odio, y su mayor apuesta es interpretar y encarnar ellos mismos los bajos instintos de una sociedad. Fascinan a la turba para desplazar hacia “un otro” político, racial o religioso la responsabilidad de las penurias de un pueblo.
Sin odio, nunca hubiese existido tal cosa como la ultraderecha. El odio es su columna vertebral, y a la vez es una simulación, porque sus argumentos siempre son excusas para ocultar que con el fascismo no se debate, porque el primer motivo de la lucha fascista es la supresión del debate de ideas: eliminar al otro es una forma más de no escucharlo.”
“La ultraderecha promete venganza, promete muertos, promete presos, promete exiliados. Hay un goce patriarcal y supremacista que no busca la alegría sino la consumación del dolor ajeno. El goce del pater familias o el del emperador, que decidía quién vivía y quién no.”
(ARTÍCULO COMPLETO EN “SUCESOS ARGENTINOS)
SANDRA RUSSO
Desde Lanús, Buenos Aires, Argentina