Sucesos sociopoéticos
Ya ha pasado más de un mes, las calles se van pelando pero la gente sigue indignada. Nada ha cambiado, la dignidad de un pueblo en llamas todavía sigue sin ponerse sobre la mesa de los discursos hegemónicos. Violencia y más violencia. No sé cómo va a poder frenarse esta situación. La verdad de algo tan visible como lo está siendo los Estados Nación corruptos y desvisibilizando a la gran mayoría de la humanidad en pos a sus deseos me tiene cansada. Chile despertó pero la televisión, los medios, los políticos y, principalmente, los empresarios que han comprado leyes y que continúan comprando a la élite para sostenerse en sus palacios intentan por todos los medios acallar a la fuerza las palabras que deben ser dichas. Ahora andamos gritando porque al parecer son sus oídos los que no pueden llegar a comprender que de acá debemos salir todos juntos, porque ellos también deben cambiar. Todo el sistema tiene que mejorarse. Algo nuevo renace y es necesario realmente que las cosas se acomoden a su tiempo. Pero el tiempo lleva siendo y a mí me están pesando los pies y la espalda. Me estoy quedando seca de palabras, no sienta que pueda decir nada porque ya se ha dicho. Todos andamos denunciando y explicitando los fallas que ya deberían estar en esa mesa. Esta hegemonía sigue intentando que todo quede implícito, con unas cuantas miradas y codazos, para que nadie diga nadie. Porque ninguno de ellos quiere ser el culpable, el verdadero problema es que ya todos lo son. Hasta yo acá, inmersa en estas palabras, en este sistema, del cual no me puedo alienar porque soy ser humano y pertenezco a la humanidad, aunque esté dentro de un constructo estatal que no nos está sirviendo para poder seguir adelante. Los silencios y secretos de quienes tienen el poder son más fuertes que nuestros gritos, aunque poco a poco se vayan descascarando. Cada pedazo de cáscara es un estallido social. Y como se dio en Chile ahora se está dando en Bolivia y en Colombia, además de todos los países ya mencionados. El racismo vuelve. La intolerancia. La xenofobia. Solo queda seguir diciendo, explicando, tolerando, hasta que queden expuestos sin ninguna cáscara o careta que los avale.