Escribí una columna expresando tu opinión. Tomá como ejemplo: “La jugada del Presidente: gestos de fuerza para seguir pensando en su reelección”.
Consigna: Presidente Argentina ¿Alberto Fernández competirá por la presidencia Argentina? Escribí una columna expresando tu opinión. Tomá como ejemplo: “La jugada del Presidente: gestos de fuerza para seguir pensando en su reelección”.
Escribila y enviala a: cartas@cartaabierta.com.ar
LA JUGADA DEL PRESIDENTE: GESTOS DE FUERZA PARA SEGUIR PENSANDO EN SU REELECCIÓN
Alberto Fernández está convencido de su decisión de elegir a las tres nuevas ministras sin consultar con sus socios políticos. Todavía piensa que no está definida una candidatura en 2023 y quiere que haya PASO.
La decisión de Alberto Fernández de avanzar con un recambio ministerial de manera inconsulta en el Frente de Todos fue mucho más que un gesto en el que buscó mostrar autoridad desde la soledad: se trata de toda una estrategia política tendiente a no descartar el terreno para una eventual pelea por la reelección presidencial en 2023 o, en caso contrario, hacer pesar su opinión para determinar mediante internas al candidato oficialista del año que viene.
Ayer Alberto Fernández emitió varios gestos más en esta línea de ejercicio del poder unilateral. Se mostró con la designada ministra de Trabajo, Kelly Olmos; lanzó un mensaje a los kirchneristas que objetaron el operativo policial de desalojo de mapuches en Villa Mascardi y planteó el esquema de la política exterior que seguirá en adelante.
“Alberto no descarta nada hoy, no se puede descartar a nadie y nadie tiene la candidatura asegurada para el 2023”, comentó a El Cronista un funcionario de jerarquía de la Casa Rosada que se encuadra en el albertismo duro. Desde esta óptica, la decisión de ir por la reelección no está aún afuera del esquema de análisis del Presidente aunque en el Gobierno saben que falta una eternidad para esa definición.
Fue también desde esta mirada del poder en la que Alberto Fernández se plantó y decidió designar a Olmos en Trabajo; Victoria Tolosa Paz, en Desarrollo Social y Ayelén Mazzina, en el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad.
Para los albertistas puros y para el mismo Presidente se trató de una decisión “natural y obvia” de un jefe de Estado. Es decir: creen que no hacía falta que el Presidente consulte con Cristina Kirchner, Sergio Massa y mucho menos con Axel Kicillof el recambio ministerial.
Según explicó otro funcionario del Gobierno la lógica del “cooperativismo en la toma de decisiones” de Gobierno no funciona más. Es que Alberto Fernández ve que ello sólo reditúa para la dirigencia del Frente de Todos si las definiciones salen bien. En cambio, si salen mal, el peso recae todo en el Presidente. Y no quieren correr más esa suerte.
En este sentido, Alberto Fernández está dispuesto a correr con el costo político de haber nombrado a Tolosa Paz en lugar de Juan Zabaleta en Desarrollo Social y a Olmos en Trabajo en lugar de Claudio Moroni, dos ministerios de peso que, por otra parte, estaban en manos de albertistas.
Además, desde esta lógica del poder no había, al entender del Presidente, un candidato consensuado ni en la CGT ni el en kirchnerismo duro sobre el reemplazo en Trabajo, el Ministerio de la Mujer o Desarrollo Social.
CONFIANZA Y ELECCIONES PASO
La confianza que el Presidente depositó en ambas funcionarias es doble: no sólo cree en la capacidad de gestión de Tolosa Paz y Olmos sino que también descarta que resolverán los problemas sociales y la conflictividad latente por el debate de paritarias con los gremios.
Por otra parte, en la intimidad del poder Alberto Fernández cree que hacia adelante la decisión de definir una candidatura presidencial del Frente de Todos debe darse mediante “un mecanismo de participación partidaria”.
Esto puede ser mediante las PASO o una elección interna del FdT. Pero no avala el Presidente la idea de una candidatura definida a dedo. “La realidad indica que con la crisis de representación que existe hoy en la política la gente hoy no acepta una candidatura se definida entre unos pocos”, reflexionó un ministro que dialoga seguido con el Presidente.
En otro orden de gestualidad hacia la interna del Frente de Todos ayer Alberto Fernández recibió en la Casa Rosada a Olmos, “con el fin de profundizar en las principales medidas que pondrá en marcha la cartera laboral”, según destacó un comunicado oficial.
El Presidente y la designada ministra de Trabajo están convencidos de que el conflicto gremial con Camioneros se resolverá tarde o temprano como ocurrió con el gremio de neumáticos. Creen que el 131% de aumento que fijó Pablo Moyano sólo es “un margen de negociación”.
También hay señales del Presidente al camporismo en Desarrollo Social: aseguran que la conflictividad con los piqueteros se desactivará con un bono de fin de año y el aumento en la Tarjeta Alimentar.
No sólo esto. También el Presidente emitió un tuit en el que pareció dar un mensaje por elevación al kirchnerismo duro y a Gómez Alcorta que objetaron el operativo policial para desalojar a los mapuches en Villa Mascardi encarado por el ministro de Seguridad, Aníbal Fernández por orden judicial.
Es decir, que el desalojo se hizo por la orden judicial y para cumplir así la Constitución como también explicó antes el propio Aníbal Fernández. Así, el Presidente desterró la teoría de la violación a los derechos humanos contra la comunidad mapuche que le había endilgado la ahora ex ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad.
En el plano de la gestión pura desde la óptica de la política exterior Alberto Fernández recibió ayer al embajador argentino en Washington y
sherpa de la cumbre del G20, Jorge Argüello. Prepararon los detalles de la cumbre de Presidentes que se hará a fin de noviembre en Indonesia.
La Argentina llevará a Indonesia el mensaje acordado por Alberto Fernández con su par de Francia, Emmanuel Macron: la necesidad de marcarle la cancha a Vladimir Putin desde un foro ajeno a la OTAN y remarcarle que es necesario detener la guerra en Ucrania “cuanto antes”.
Esta teoría va en línea con la resolución de la Asamblea General de la ONU
que ayer aprobó por mayoría aplastante y aval de la Argentina una resolución de condena a “la anexión ilegal” por parte de Rusia de cuatro territorios de Ucrania.
Es probable que la derrota diplomática del Kremlin y las objeciones a Putin sean leídas por el kirchnerismo duro como una afrenta a la Vicepresidenta, la amiga eterna del Presidente de Rusia. Pero a esta altura de los hechos Alberto Fernández hace pesar más su puño solitario que las decisiones colectivas del poder.
Fuente: El cronista