Hay ciertas cosas, que van quemando el
alma.
Es como una llama encendida, un pequeña y
no muy grande llama.
La cuál no logra apagarse. Ni los truenos, ni
la tormenta allí afuera, pueden con ella.
Persiste, y en esa persistencia, se va
llenando de llagas el alma.
Inocencia que todavía vives ahí, arde como
la llama. Tal vez obtengas la respuesta a
tanta lágrima.