Un pibe wichí falleció en Juárez. Por Melina Sánchez

Un pibe wichí falleció en Juárez. Por Melina Sánchez

Hace unos días me avisaron que falleció un pibe en Juárez. No pude escribir todavía. Aunque a nadie le importe a mí sí me importa, me sigue importando como en 2017. Pero no siempre encuentro palabras. Me parece tremendo siempre comunicar un genocidio en sus “pequeñas” manifestaciones, como si se rompiera un jarrón en un montón de partes y cada vez fuera la misma vez, pero es otra. No me gusta contar muertes, menos si se trata de niños. A este niño lo atropelló un hijo del poder. No hay testimonios de los padres wichí. No hablan en castellano. Ya pedí el testimonio en wichí, eso también es difícil. La gente común, la gente indígena, la gente en el barrio, la gente en la comunidad tienen otra relación con la palabra y con las imágenes. No es tan sencillo de explicar. No es tan simple como cuando te dice alguien “con años de experiencia en prensa” a está altura ningún varón de Buenos Aires me puede decir eso “Meli pedirles que pongan el celular en horizontal y que le hablen al micrófono que viene con el teléfono, si puede ser con la luz del sol pero no tanta que les pegue en la cara y que no nos deje verlos… Tienen que ser imágenes impactantes, pero no tanto que sean crudas, tienen que tocarle el punto justo a la sensibilidad del dios que atiende en Buenos Aires. Las fotos se venden, pero en ocho años jamás cobré un centavo de todo el material que estuvo escrito y “producido/conseguido” por mí en distintos medios, a veces en varios a la vez desde Página 12 a cualquier prensa de izquierda o popular… Excepto por algunos textos que escribí en pandemia en Ancap ya no jamás percibí un peso y a veces, como en el caso de Anred, donde sufrí innumerables violencias por parte de un varón muy conocido en “medios alternativos” incluso mis textos aparecieron sin firma, ni hablar de las fotos, que cuanto más terribles, más vendibles eran… ¿En qué currículum vitae escribo mi experiencia como prensa de riesgo? supongo que un teléfono pinchado quiere decir eso. A quién le importa lo que escriba sobre la muerte de un niño wichí, pueblo que incluso los funcionarios mapuche de ojos azules se han cansado de negar cuando supuestamente “las cosas estaban bien”… Cualquiera puede escribir sobre un genocidio que conocen todos, pero pocos perciben y muchos siguen queriendo esconder… Porqué entonces no escriben si pueden? “Meli… dicen los fulanos de hacer una colaboración…” Jamás se habla de un pago ni de un costo, ni del celular que tengo que pagar en cuotas con plata que no tengo, ni de mi Internet, ni de una campaña para juntar plata para el cajón del pibe, o para conseguir abogados o traductor bilingüe, ni del crédito del teléfono del referente wichi que igual que yo estará cansado de contar muertes de niños… Jamás los periodistas conocidos dirán “Compañera, imprescindible y necesaria cobertura, felicitaciones por la constancia, te leemos siempre… con cierta envidia, porque hombres, carilindos, porteños… Y no nos dan los huevos ni la espalda para escribir como vos tan bien… y tan certera”.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *