Todo preso es político. Por Jorge Hardmeier

Todo preso es político. Por Jorge Hardmeier

La sociedad perdona a veces al criminal, pero no perdona nunca al soñador”.

Oscar Wilde

Conversaciones con la Dra. Silvana E. Torrente.

Cárcel, literatura y derecho. Existen varios ejemplos que enlazan lo delictivo, el sistema carcelario y los textos que estas situaciones generan: “De Profundis”, de Oscar Wilde, condenado por su homosexualidad, “Papillon” de Hernie Charriere y “Si esto es un hombre”, memorias de Primo Levi basadas en experiencias durante su encierro en el contexto del nazismo, son algunos ejemplos. En este sentido, dos libros de la producción literaria argentina reciente se destacan. En 2023 fue publicado “El niño resentido” de César González, autor que inició su tarea artística y poética con el sobrenombre de Camilo Blajaquis. Otro referente en esta temática es “Magnetizado” del ya fallecido Carlos Busqued, conversaciones con Ricardo Melogno, un asesino serial de taxistas que en plena dictadura, se cobró cuatro víctimas, todos asesinados por un disparo en la cabeza desde el asiento de atrás. En torno a estas circunstancias carcelarias y letrísticas rondaron las conversaciones con la Dra. Silvana E. Torrente, abogada egresada de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, escribana, mediadora prejudicial del Departamento Judicial de Lomas de Zamora y docente.                                                                                                                                     

Vigilar y castigar

“El niño resentido” es un relato audaz que nos sumerge en la vida de un niño criado en una villa miseria del conurbano bonaerense, una infancia truncada por el delito, la violencia y la prisión. Se vinculan los derechos de la infancia, la rehabilitación, la desigualdad, el derecho a la educación y las políticas sociales. Estas experiencias González las narra con un lenguaje urgente, preciso y basado en textos breves. Silvana: César tuvo esa infancia truncada porque estuvo rodeado del delito, de la violencia, de una familia disfuncional  y era muy palmaria la falta de oportunidades que tenía. Le pasa a mucha gente y sobre todo en este contexto de villas de emergencias donde las faltas de oportunidades se hacen notar y mucho. Desigualdad, marginalidad, a veces falta de educación…El libro muestra cómo miles de niños viven aislados en los márgenes de la sociedad, enfrentando pobreza, falta de oportunidades y violencia. El niño César poseía un óptimo rendimiento escolar y, si bien su familia era disfuncional, contaba con el apoyo constante de su abuela. Es muy complejo evadirse del contexto y mucho más cuando las amistades, esas células, digamos, arrastran. Hay una serie de carencias que tienen  que suplirse de algún modo, en este caso las carencias afectivas y económicas. César tenía la contención de su abuela que era el pilar de la familia. La abuela era cristiana, iba a la iglesia evangélica y César fue mamando esa contención espiritual pero no lo tenía de su madre, que era bastante ruda y siempre con parejas nuevas. Si César es un niño y luego un adolescente comunicativo, el asesino entrevistado por Busqued en “Magnetizado” es un ser anti social, solitario y de una frialdad elevada para consumar sus homicidios centrados en un grupo: los tacheros: Haciendo un paralelismo entre los dos libros puedo decir que César era un individuo comunicativo, un tipo que tenía una relación con sus amigos que, a pesar de que delinquían, era parte de un espíritu de compañerismo. Distinto a lo que se ve en “Magnetizado”. Una persona que tenía una patología de base determinante. Melongo estuvo cumpliendo parte de su condena en  la Unidad 20 del Borda, Capital Federal.  Tenía que ver con un tipo de trastorno. No venía de una familia disfuncional, un pibe de clase media, Mataderos. Tenía un hermano y un papá que tuvieron coherencia y compromiso social cuando decidieron denunciarlo. Lo pusieron a disposición de la Justicia. Una familia con compromiso social que podía discernir entre lo bueno y lo malo a diferencia del muchacho que mataba según una voz le indicara: este taxista sí, este taxista no. Melogno, el asesino de taxistas, continúa detenido en el Psiquiátrico de la cárcel de Ezeiza. Se refugió en la religión y construyó un altar en su celda que honra a San La Muerte. Genera respeto y hasta miedo entre los internos: Un referente, es el mandamás, muy distinto a lo que era ese niño resentido. El de “Magnetizado” no visualizaba al otro. Falta de dimensión de sus acciones. Eran azarosas según cierta voz hablaba a su mente. Respecto a nuestras leyes, el Estado debe promover la reinserción social de los jóvenes infractores, por ejemplo. El tema es que hay que llevarlo a los hechos. A veces la ley es utópica pero en la práctica es distinto. Lo importante sería plasmar la letra en la práctica.“El niño resentido” nos invita a reflexionar sobre la vulnerabilidad de los niños en contextos difíciles y a considerar cómo podemos proteger sus derechos y brindarles un futuro mejor.

Paréntesis: Carson, el burro.

“GiftedHands: The Ben Carson Story” es un telefilme biográfico de 2009 basado en la vida del neurocirujano Ben Carson. La película muestra su infancia difícil, superando las dificultades para convertirse en uno de los neurocirujanos más reconocidos del mundo. Era un chico muy humilde de raza negra. Ben – explica Silvana – era un chico que, prácticamente, no tenía posibilidades. Estaba inmerso en la delincuencia. Se crio sin padre, iba muy mal en la escuela y la madre decidió decirle a él y al hermano: muchachos, a la biblioteca del barrio. Los chicos no querían saber nada pero fueron. Ben se comenzó a interiorizar con todo lo que tenía que ver con piedras. Empezó a estudiar eso. En una oportunidad un profesor de química muestra una piedra. La piedra era la obsidiana y entonces pregunta: ¿alguien sabe qué es esto? Y Ben levantó la mano y dijo: sí, yo y todos lo miraron como diciendo: ¿Cómo puede ser que el burro de la clase sepa esto? Entonces dijo: la obsidiana es una piedra que se forma… y dio toda la explicación de la reacción volcánica  para que se formara la piedra. Todos quedaron sorprendidos. Y el profesor lo mira y le dice: veme después de clase. Lo felicita y lo invita a participar a una feria de ciencias. El chico quedó sorprendido y se empezó a meter más en el mundo de la cultura. Se fue perfeccionando, sus notas iban para arriba y, en fin, se terminó convirtiendo en el neurocirujano más importante de los últimos tiempos. Logró hacer una cirugía en dos chicos que estaban unidos por la cabeza. Una operación exitosa, una suerte de baypass realizada entre esas cabezas. ¿Qué se puede decir de todo esto? Que lo importante es validar al otro, darle oportunidades y reconocerlo. El paralelismo con César González surge inevitablemente. Luego de su encarcelamiento comienza a escribir, a hacer documentales y tiene una producción muy vasta. El click es saber que estás para más. Su vida no estaba agotada. Él se vio en el borde. Tengo la enorme oportunidad de formar parte en la investigación de un programa que se llama “Pabellones Literarios para la libertad” cuyo director es el Doctor Roberto Conti, juez del Tribunal Oral en lo Criminal N°7, del departamento Judicial de Lomas de Zamora. Se fue descubriendo, a lo largo de las distintas investigaciones, que esto generó una disminución en la violencia de los internos. La gente necesita hacer cosas para superarse. Leer, compartir conocimientos. Para mí a César González le paso algo de eso en la cárcel.

Violencia es mentir

Ciertas familias, ciertos pibes y pibas son desplazados del sistema cultural y económico, eso genera violencia y resentimiento y la consecuencia converge en diversas formas de delinquir. ¿Qué se hace? Nosotros sabemos que vivimos en democracia. Tenemos una Constitución Nacional que es nuestra Carta Magna y Argentina está suscripta a ciertos tratados internacionales que están por encima de la Constitución Nacional y que vienen a tutelar y complementar la norma madre. Por ejemplo, hay muchos tratados: la Convención sobre los Derechos del Niño, el Artículo 5 de la Declaración Universal de Derechos Humanos. Yo destaco en “El niño resentido” la importancia de proteger, ir contra la violencia y el abuso que sufren estos menores, porque no sólo es César. Es deber del Estado tutelar, salvar distintas carencias desde la cultura, desde la contención. Yo te puedo hablar desde mi mirada como  abogada y  docente. Creo que se podrían brindar distintas opciones, como asesoramiento o una guía para la reinserción social para estos jóvenes infractores para ponerles un título desde la empatía. Esta situación no es contemplada por el aparato estatal y, en no pocas ocasiones, ese rol es remplazado por ciertas organizaciones sociales y barriales: Creo que tiene que ver con el compromiso colectivo, como nosotros como sociedad. Uno es en el otro. No estaríamos funcionando. Algo falta, tal vez un compromiso social, preocuparse por el otro.  Si nosotros dejamos a los vulnerables al costado, marginados, desamparados y seguimos adelante tarde o temprano esto es una rueda y nos volvemos a encontrar. Todo implica una inversión y esto es a largo plazo. Hay que buscar la posibilidad de ayudar al otro. Talleres, charlas, desde el Estado ofrecer bolsas de trabajo, posibilidades, capacitaciones, poner en los distintos asentamientos, por ejemplo, un conteiner para que la escuela vaya al barrio y no que los chicos del barrio vayan a la escuela, porque a veces se dificulta mucho porque no tienen los medios para pagarse un boleto o comprarse un apunte. El compromiso del Estado para llevar a cabo esa tarea no es cosa menor.

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