Carta abierta de María Elena Gómez: Mundo de ensueño

Carta abierta de María Elena Gómez: Mundo de ensueño

Soñar en espejo. La realidad se vuelve líquida. Todo está del revés.

El lenguaje es insuficiente.

Decir con la lengua,  el cuerpo, gestos articulados en expresiones faciales.

Un lenguaje propio, inherente a la época, las formas.

Después de todo, es el espejo de una realidad que yace vacía.

Un despojo de lo auténtico, por reemplazo robótico. No hay afecto.

Gente como números descompuestos ante la división de un todo sobre nada.

El espejo ríe en reflejo.

Cuerpos cadavelicos, huesos expuestos, la piel como papel. hasta el bello íntimo ha desaparecido.

Vienen a reclamar  un símbolo de muerte, paso siguiente.

 Y no  hay paso,esto lo otro, más allá; cae en la distorsión de  lo finito.

Un payaso se ríe de lejos, en tanto que  detrás,  los arlequines danzan en un festejo.

Río que baja hasta los caminos, llenando el arrollo seco.

Un peregrino canta con los brazos alzados al cielo; lluvia de deshechos, desagües mojan su galera.

“Nada prestado es bueno” -dice el peregrino con la cabeza gacha. Gacha, como decía la madre de la madre, la madre de todas las madres.

Hay memoria en el atómo de la vida. Pero el verdadero mundo inunda el espejo, ni su luz toca a este de payasos, reyes sin corona, peregrinos sin fe. Almas sin habla. Sólo queda misericordia.

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